Por: Rolando Reátegui Lozano
Generalmente, cuando se producen conflictos bélicos en el Medio Oriente, en el Golfo Pérsico y en el Norte de África, o rivalidades de naturaleza geopolítica entre superpotencias, los precios del crudo del petróleo tienden a subir en los mercados internacionales.
Esa ha sido la historia. Pero ahora ocurre algo extraño. Ahora ha habido, casi simultáneamente, disputas entre Israel y Palestina; guerra civil en Siria; la creación del Estado Islámico del Levante (ISIS); inestabilidad política en Libia y Egipto; crisis en Ucrania; sanciones a Rusia por parte de la Unión Europea y los Estados Unidos; y a pesar de todos esos factores de riesgo, los precios del crudo del petróleo, en lugar de subir, han bajado.
Desde el mes de junio el mercado del petróleo se ha visto sacudido por una especie de tormenta perfecta, una combinación de exceso en la oferta, de demanda más débil de lo previsto y de fortaleza del dólar (la divisa de referencia para el mercado petrolero) que ha provocado la caída del 25% en los precios del crudo desde junio. Los últimos reportes con respecto a los precios del petróleo nos indican que está en caída libre. Por ejemplo el West Texas, variedad de referencia de Estados Unidos, está cerca de los 83 dólares. El Barril Brend, variedad de referencia en Europa ha pasado de costar 115 dólares a mediados de junio a los cerca 84 dólares. Esta caída vertiginosa se pudo notar claramente desde el primer trimestre del 2011 hasta el día de hoy, que ronda los $ 60 dólares el barril. Los motivos del desplome lo podemos agrupar en:
- Nuevas técnicas de extracción (Fracción Hidráulica – Fracking)[1]. La producción de Fracking en USA desde el 2000 hasta el 2012 ha reducido las importaciones de petróleo en un 30%.
- Recientes exportaciones de Estados Unidos.
- Mayor oferta desde países como Libia, Irak y Arabia Saudita. Este último país obtiene el petróleo al costo más barato (aproximadamente $ 6 dólares el barril) y es el mayor productor del mundo con 11 millones 525 mil barriles cada día, ha vuelto a aumentar su producción recientemente.
- Intencionalidad política imperial de producir colapsos económicos en estados como Rusia, Venezuela y Ecuador que difieren parcialmente de la política exterior de Estados Unidos y que dependen en gran medida de los ingresos fiscales del petróleo. Existe una estrategia de carácter geopolítico, entre Arabia Saudita y los Estados Unidos para debilitar algunos adversarios en el plano internacional. Es el caso, por ejemplo, de Rusia. Ante la crisis de Ucrania y la toma de Crimea, los Estados Unidos y la Unión Europa han impuesto sanciones económicas a la Rusia de Putin. Aunque éstas ya han dejado sus huellas, se estima que dada la fuerte dependencia de Rusia de sus exportaciones de petróleo y gas, un desplome del precio de los combustibles tendría un efecto letal para su supervivencia.
- Contracción de la demanda mundial causada por la recesión económica que comenzó el 2008. Esto explica el por qué a pesar de la caída de los precios, el consumo mundial no aumentará de manera significativa.
- Se ha producido una división dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en la que países con Venezuela e Irán proponían recortes de producción para bajar la oferta y, así, provocar la subida de los precios del crudo. Sin embargo, países como Arabia Saudita y Kuwait[2] ya no lucen dispuestos a seguir esta estrategia[3].
- en los últimos años se han desarrollado tecnologías que implican ahorro energético. Hoy en día los carros no necesitan tanta gasolina por kilómetro recorrido (Según un estudio de la Universidad de Michigan[4], un auto 0 km viaja un promedio de 25,8 millas -41 kilómetros- con un galón de nafta -3,7 litros-. Esto implica un alza de 28% en el rendimiento desde 2007), los bombillos tienen nuevas tecnologías que consumen menos energía, etc. En adición, se alega que debido a las políticas de ahorro y eficiencia energéticas[5] que se vienen aplicando desde hace varios años en diversos países del mundo, y que ha dado lugar al mayor uso de gas natural y al surgimiento de energías alternativas, como la eólica y la fotovoltaica, ha habido menor dependencia del petróleo, y por consiguiente, una tendencia hacia la disminución de sus precios.
- Los biocombustibles ganan mercado. El etanol, por ejemplo, ya es el décimo combustible más vendido en EEUU. En Argentina, por ley hasta el 10% del litro de nafta debe mezclarse con biocombustible. Por otra parte, los autos híbridos, que pueden funcionar con nafta y a electricidad, son lo último en tecnología. Esto también conlleva a menos consumo de naftas.
- Hay un fenómeno mundial de concentración de riqueza y trabajo en los grandes centros urbanos. Es un fenómeno que se nota cada vez más en China, EEUU y hasta en Argentina[6]. Según datos de la Organización Mundial de la Salud de 2014, el 54% de la población mundial vive en centros urbanos versus un 36% de 1960. Esto implica menos autos para transportarse mejor en ciudades cada vez más rebasadas de gente.
Los que más ganan son los países importadores. Aquellos países con gran dependencia energética serán, en principio, los principales beneficiados de unas facturas entre el 20% y el 30% más baratas. No es cuestión de qué países consumen más, sino cuáles se ven obligados a importar más barriles y, por tanto, a pagarlo a precios más caros. Si el barril vale un 26% menos, ¿significa que un ciudadano que consume gasolina pagará el 26% menos? No. Los peruanos no van a ver reducida su factura en los grifos a ese nivel. De momento, se ha notado muy poco en los grifos. La primera explicación está relacionada con la composición del precio del combustible: el precio del crudo es solo una parte de lo que pagan por cada litro de gasolina, ya que, además de la materia prima del petróleo, la gasolina incluye el coste de refinado y transformación, así como un elevado porcentaje de impuestos. A todo esto, hay que añadir también el peso de las divisas: el petróleo se paga en dólares. Lo que pasa en el caso del petróleo es que se produce el efecto cohete-pluma: significa que los grifos trasladan las subidas como un cohete pero las bajadas se reflejan con la velocidad de caída de una pluma.
La factura energética es una parte esencial de las empresas y, en la industria, un elemento básico de competitividad frente a otros países. Además, el petróleo se usa como materia prima de multitud de productos químicos. Para las aerolíneas, el coste del combustible supone cerca del 30% de sus costes fijos, por lo que deberían ahora disfrutar de descuentos. Del mismo modo, todas las compañías dedicadas al transporte por carretera se podrían ver beneficiadas del menor precio del combustible, aunque dependerá en su caso de si acaba por trasladarse con mayor incidencia a los surtidores, algo que, de momento, no ha ocurrido.
En las industrias en las que el precio del petróleo es clave, como en la industria aérea, es habitual la existencia de seguros o coberturas, que las empresas contratan para que, si el precio se dispara, tengan al menos un porcentaje de esa subida cubierto. Los precios están bajando y, por tanto, las empresas que pagaron esos contratos no activarán los seguros, lo que beneficia a las firmas que los emitieron.
El mercado del petróleo funciona, en principio, marcado por la oferta y la demanda. Pero también marcado por la previsión de oferta y demanda, debido al elevado peso en el sector de los contratos de futuro y seguros de cobertura. Para los países exportadores de petróleo, una bajada de precios se traduce en una reducción de sus ingresos. La cuestión es si finalmente algunos grandes productores actuarán contra la bajada, reduciendo su producción para sostener los precios.
La caída del petróleo ha repercutido en las divisas de los países exportadores. El rublo ha perdido un 2.5% de su valor respecto al dólar, y ha tocado los 51,80 dólares, un nuevo mínimo histórico. También la divisa nigeriana, el naira, y los bonos venezolanos, siguen a la baja tras las pérdidas acumuladas la semana pasada. La moneda del país africano vale ahora casi 184 dólares dólares. Irak, el segundo productor de la OPEP, ha corregido a la baja sus previsiones por lo que respecta el déficit público de 2015.
China, mientras tanto, está aprovechando los precios bajos para incrementar sus reservas de crudo. Según la consultora inglesa Energy Aspect, en 2015 sus importaciones podrían aumentar en 700.000 barriles al día.
Sea como fuere, lo que no cabe descartar es que por razones de estrategia geopolítica, Rusia, Irán y Venezuela hayan estado en el epicentro de una “guerra de petróleo” que pudiese tener como objetivo su debilitamiento y eventual desestabilización.
[1] http://frackingargentina.org/2013/10/petroleo-y-gas-en-la-argentina/
[2] http://www.eleconomista.es/energia/noticias/6152682/10/14/La-estrategia-de-Arabia-Saudi-para-acabar-con-el-fracking-de-EEUU-hacer-caer-el-precio-del-petroleo.html#.Kku8Whh7pgTvcIN
[3] http://globovision.com/por-que-han-bajado-los-precios-del-petroleo/
[4] http://tn.com.ar/economia/por-que-no-para-de-bajar-el-petroleo_554854
[5] http://www.listindiario.com/la-republica/2014/12/7/348282/Por-que-bajan-los-precios-del-petroleo
[6] http://tn.com.ar/economia/por-que-no-para-de-bajar-el-petroleo_554854