PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ- PATRIA ROJA. UNA IZQUIERDA PARA TRANSFORMAR EL PERÚ, NO PARA EL CONTINUISMO. DECLARACIÒN

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El proceso electoral en marcha ha ingresado en una fase decisiva con una cantidad impresionante de aspirantes al gobierno central y al congreso de la república, pero con carencia de ideas importantes. De los candidatos de derecha, ahora rotulados de centro por conveniencia oportunista, poco o nada de nuevo se puede esperar. Todos ellos se nutren del proyecto que inició Alberto Fujimori, cuyo ciclo expansivo ha terminado con el derrumbe de los precios de las materias primas. El Estado neoliberal, que dio nacimiento la Constitución de 1993 –que todos ellos defienden-, se asfixia en la crisis de sus instituciones, desbordado por el narcotráfico, la corrupción, la violencia y la inseguridad.

Cambio de rumbo o continuismo ha sido –sigue siendo- la contradicción a resolver para el presente y futuro del país. A nuestro juicio, esta tarea define la estrategia y la táctica para el periodo. No entenderlo, desde la izquierda, solo llevará a disputas estériles por candidaturas que terminarán en fracasos que la experiencia reciente ya demostró más de una vez.

Las oportunidades se aprovechan o se pierden. Para las izquierdas, el periodo singular que atraviesa la sociedad peruana es una oportunidad para construir una alternativa capaz de defender el espacio progresista y configurar un bloque político, social y cultural, abriendo un nuevo escenario que nos permita salir de la derrota y de la defensiva, asumiendo posiciones consecuentes en defensa de los intereses nacionales y populares agredidos por el neoliberalismo. A esa circunstancia corresponde la propuesta de ¡Un solo frente, un solo programa, un solo candidato! La única capaz, de haberse asumido, de ofrecer al país una alternativa seria, madura, responsable, con posibilidades de éxito.

Por ahora, este objetivo estratégico no ha sido alcanzado. La oportunidad ha sido desaprovechada. En este escenario, que las elecciones próximas consagrará, podría acentuarse aún más la fragmentación de las izquierdas y del movimiento popular, y con ella quedaría abierto el camino para una mayor profundización y consolidación del modelo neoliberal y el consiguiente fortalecimiento de las tendencias autoritarias que exigen sacar el Ejército a las calles.

El Partido, consecuente con sus decisiones congresales y del Comité Central ha persistido y persistirá en la batalla por la gran unidad para el gran cambio. O abrimos un nuevo rumbo para el país y para ello nos preparamos y unimos, o nos limitamos a vivir de los despojos que nos permitan los dueños del circo. Una izquierda sin estrategia se moverá inevitablemente en las fronteras de la estrategia del adversario. Esto es lo que viene ocurriendo hoy, lamentablemente. Por eso cabalgan la asociación del sectarismo y la estrechez de miras, por un lado, con el aventurerismo del “yo candidato”, a cualquier precio, del otro, mientras millones de personas no tienen donde apoyar su ilusión ni su confianza.

No aceptamos convertirnos en una organización que rinda culto al electorerismo, al caudillismo hoy de moda, menos perdernos en los vericuetos sin rumbo ni horizonte. Toda batalla es importante siempre que no se consuma en aparentes éxitos del momento, en ventajas circunstanciales, en respuestas que se agotan dentro de los límites que nos impone el adversario.

En pocos meses habrán terminado las elecciones en curso con resultados fácilmente previsibles: más de lo mismo, pero con la ausencia de una oposición popular vertebrada, unida, articulada, con capacidad de dar batalla en todos los escenarios. Pero lo transitorio no es lo final, puede ser, por el contrario, el inicio de una nueva marcha. Las grandes tareas que debe enfrentar el Perú para enrumbar al desarrollo, al progreso y la justicia social, la democracia y libertad de verdad, es decir hacer realidad un Perú nuevo en un mundo nuevo, como propuso Mariátegui, siguen en pie. Y por lo mismo, sigue en pie también la necesidad de contar con un Partido Comunista, con una izquierda y un pueblo a la altura de ese reto.

Fracasados todos los esfuerzos unitarios hechos para la gran unidad de las izquierdas, del movimiento popular y el progresismo, que fue el núcleo central de nuestros esfuerzos a lo largo de estos años, como condición para participar en las elecciones generales en curso, no nos queda, por esta vez, sino la opción de no intervenir.

El Partido no propicia, promociona, ni participa de ninguna fórmula electoral presidencial o parlamentaria.

Señalamos, asimismo, que el Partido no avala ninguna candidatura disidente, menos aún de aquellos que han sido separados de la militancia, por estar incursos en investigación debido a presuntos actos de corrupción, así como por la quiebra de sus Estatutos y la disciplina partidaria.

Lima, 21 de diciembre del 2015

Buró Político del Comité Central