Parió Paula: 10 soles para los fonavistas

Por: Rolando Breña

¡Parió Paula! Fue el exultante grito que dio la Primera Ministra Ana Jara, cuando Ollanta Humala se dignó firmar al borde del término del plazo, la autógrafa remitida por el congreso, respecto de los aportes de los trabajadores independientes a la AFP.

Lamentablemente los fonavistas, entre quienes me cuento, no podemos estar exultantes como ella, ante este nuevo parto del Ejecutivo, a través de la Comisión ad hoc sobre la devolución de nuestros aportes que es sencillamente una estafa, es ilegal, una burla cruel y una ofensa.

Una estafa. Porque los dineros son propiedad de los aportantes no del Estado, que fueron objeto de apropiación ilícita, y por lo tanto sus propietarios tienen el derecho de exigir su devolución inmediata con los intereses correspondientes.

Cálculos prudentes señalan que el monto promedio mínimo de las devoluciones alcanzarían los 19,500 soles por fonavista. Lo que el gobierno acuerda hoy es una cifra 10 veces menor, tal como informan funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas y los de la Oficina Nacional de Normalización Previsional. Esta miserable suma resulta de la arbitraria asignación de 10 soles (si, aunque no lo crean 10 soles) por mes aportado, lo que es claramente una barbaridad.

Es abiertamente ilegal. La ley correspondiente prescribe la devolución del total de las aportaciones, incluso da más allá, acuerda la actualización de la deuda, con las atingencias, precisiones, y limitaciones que el Tribunal Constitucional decidió.

Es una burla. No merecen los fonavistas una respuesta indolente, inhumana y despectiva como ésta. Una inmensa lucha incomprendida y atacada en sus inicios, que logró imponer sus razones y su justicia por encima de todas las oposiciones, dificultades, problemas. Una verdadera lucha de masas protagonizada por personas casi todas de la tercera edad, que también fueron objetos de represión y violencia.

Lucha que tiene en su haber dolorosos hechos en las que tropezaron con la muerte antes de alcanzar sus objetivos. Es una crueldad frente a las carencias y necesidades elementales y urgentes de gentes de avanzada edad, que cifran sus últimas oportunidades de velar por su salud y su subsistencia en la esperanza de la devolución pronta de los que le fue arrebatado. Es una burla a las lágrimas derramadas cuando la impotencia o la desesperanza los atraparon por las vicisitudes y la prolongación de sus luchas, y ahora por míseros diez soles mensuales con los que el gobierno pretende honrar su deuda.

Es también una ofensa. Lo que los fonavistas piden no es una dádiva, una limosna, algo que nos les corresponde. El Gobierno parece que lo viera como una muestra de caridad a la que se siente obligado contra su voluntad y lanza a los fonavistas algunos mendrugos para contentarlos, para que ya no molesten. Quizá piense que como son ya viejos y están fatigados, ansiosos, bastará con cualquier cosa para satisfacerlos.

Claramente, están equivocados. Los fonavistas no han marchado tanto para detenerse ahora, cuando más claras y demostradas están sus derechos. Es seguro que seguirán en su lucha. Con suficiente razón y coraje como siempre. El ofrecimiento gubernamental es solo un accidente de pretendida estafa, de ilegalidad, de burla, de ofensa.

De las muchas lecciones de la lucha fonavista, una de las más importantes son la persistencia y la unidad. No desmayaron ni se dispersaron cuando las adversidades y las dificultades parecían irremontables o sus objetivos inalcanzables o demasiados lejanos. Guardaron siempre la fe y los rumbos.

No olvidemos que fueron los fonavistas quienes consiguieron algo que a pesar de existir como derecho en la Constitución del Estado parece imposible: un REFERENDUM nacional en el año 2010, que dio nacimiento a la Ley de Devolución de Aportes.

En fin, volviendo al título de esta columna, podemos decir que el gobierno nos quiso regalar un presunto nacimiento, pero lo que ha logrado es un aborto. No “Pario Paula”, sino “Abortó Paula”.