Mi apuesta, nuestra apuesta

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Por: Luis Oliva Antezana

Me reafirmo en la necesidad de la unidad de todos los sectores de la izquierda y el centro; sé que en este proceso hemos sacrificado muchas cosas y habrán más sacrificios, pero de ninguna forma ha sido un cálculo meramente electoral o por “más candidatos nuestros”. NO, no es así. Ya que, de ser así, hubiéramos apostado sin dudar por ganar en las primarias del FA, capacidad y organización para aquello tenemos y también candidato: Goyo. Sinceramente, como lo hemos señalado desde el inicio de este proceso, ese no es el problema principal en nuestra perspectiva.

Hoy, nuestra principal apuesta va desgastándose, no por que no sea válida, justa o necesaria, si no por que al fin de cuentas, por más fuertes que seamos, somos en realidad débiles y en política la disputa en el imaginario colectivo, es lo central y se hace con fuerza. No hemos tenido la solvencia y capacidad suficiente para apuntalar nuestra apuesta central, convencer y movilizar a la izquierda en su conjunto. Nuestra izquierda se queda más en las formas que en el fondo, más en la apariencia que en el cuerpo, en las formas que en la propuesta en sí, sin duda son rasgos de estos tiempos que hay que saber analizarlos en su real dimensión.

Viendo las cosas de conjunto y con la mayor frialdad quién gana con este escenario de división es la derecha neoliberal; mientras que algunos festejan su aparición con 1% en encuestas y otros ni aparecen, los sueños de opio electoral van consumiendo el escaso tiempo que tenemos. La dispersión y el aislamiento político de la izquierda en sí misma, victima de sus subjetividades y apetencias, la vuelve prenda fácil en la disputa de cara al 2016. Todo ello habrá que asumirlo como pasivo de uno y otro lado; y, también, tendrán que rendir cuentas quienes han minado el proceso de unidad desde el inicio, generando confrontaciones espurias bajo la lógica del “posicionamiento” político con la división y la marginalidad de todos.

En los últimos plenos del Comité Central hay varios escenarios respecto al tema electoral; el principal (la unidad con todos + el centro), se va desgastando y habrá que ir superándolo. También, habrá que seguir con la mayor objetividad los siguientes escenarios a trabajar. En el tema electoral como en la política en general, no todo está perdido y menos es definitivo. Las voluntades chatas (solo por candidaturas), carentes de sentido histórico y sin voluntad siempre afirmarán lo contrario. No es nuestro caso.

Mención aparte merece el tema de la renovación; creo que tenemos elementos pendientes en nuestro discurso y en nuestras propuestas que son de vital importancia aclarar y dar a conocer: las salidas al escenario actual en diversos temas (económico, medioambiental, salud, educación, género, inversión (nacional y extranjera), papel del mercado, etc), participación democrática, renovación interna, liderazgos con empatía, etc.; pero también debemos ser claros que la renovación no es únicamente generacional, ideológica o programática; sino también de formas, métodos y actitudes.

Y, es en este último (las actitudes) que hemos dado un salto importante, creo que hemos actuado con la mayor pulcritud con nuestros acuerdos institucionales, siempre señalando con claridad nuestras apuestas y jamás cayendo en la crítica pueril, inmadura, infraterna o subjetiva. Hemos sido aliados leales, firmes y consecuentes con los acuerdos arribados colectivamente. Mostrando que somos una fuerza con quienes se puede trabajar en confianza y perspectiva. Apostamos por la unidad sin exclusiones y así hemos actuado, antes con Susana Villaran, el propio Frente Amplio y ahora con Yehude Simon y no con ello hemos depuesto nuestras propuestas o principios.

También, en general puedo afirmar que tenemos la juventud más numerosa y firme en las apuestas colectivas e institucionales, nuestra militancia ha actuado con mucha disciplina y cohesión militante; elementos de vital importancia en situaciones complejas y de crisis, que al fin de cuentas son también de oportunidades.

No es tarea fácil la que nos hemos propuesto, nuestras fuerzas son todavía escasas, pero entendemos que aún con ello, no podemos dejar de apostar a darle representación política a los sectores excluidos y explotados; no es ni será nuestro problema individuos dentro del campo popular, no le pondremos peros o zancadillas a lo que entendemos está más allá de nuestra propia apuesta como organización, la construcción de esa nueva correlación de fuerzas requiere de mucha voluntad, desprendimiento y sobre todo de visión estratégica; el Amauta, con razón, nos decía: “No vale el grito aislado, por muy largo que sea su eco; vale la prédica constante, continua, persistente. No vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los hechos, a la realidad cambiante y móvil; vale la idea germinal, concreta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de movimiento”.

Finalmente, mi reafirmación como militante de izquierda socialista, mi convencimiento en la línea trazada colectivamente en mi organización, mi contribución con tiempo, dedicación, compromiso y alegría en la construcción colectiva y en unidad del nuevo sujeto histórico de cambio y transformación de mi patria, mi lucha interna y externa por renovar (más que rostros) formas, actitudes, procedimientos, propuestas, etc; luchando por institucionalizar mi organización y con ello coadyuvando a las izquierdas.