-
OPINIÓN
COMUNICAMBIO RTV
Get the Flash Player to see the wordTube Media Player.
-
CULTURA
ARCHIVOS
VIDEOS Y ENTREVISTAS
Documento sin título Get the Flash Player to see the wordTube Media Player.
Por: Segundo Matta Colunche
Por más de 18 años hemos asumido responsabilidades periodísticas (Radio, Televisión y Prensa Escrita”). Nuestros maestros no fueron periodistas profesionales, pero encabezaron la enseñanza de la comunicación social y el periodismo, maestros en pedagogía y un pueblo que hacía las veces de jueces (sentenciaba u absolvía). En cada encuentro provincial, regional o nacional de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP), aparecíamos como jóvenes periodistas dispuestos a seguir luchando y defendiendo la libertad de expresión y de prensa en el país. Nunca renunciamos a ello, aún hoy consideramos que la libertad de prensa es un derecho fundamental para fortalecer la democracia.
Ya por la década del 90, en plena dictadura, íbamos admirando a varios comunicadores sociales, que eran líderes de la comunicación social, de la formación académica y profesional. Alcanzaban el mejor sitial entre: las ondas sonoras, la pantalla chica y páginas de los periódicos: César Hildebrandt, Gustavo Momhe Llona, Raúl Wiener, César Lévano, Mirko Lauer, Humberto Campodónico, entre otros. Los diarios La República, Liberación, Caretas e incluso El Comercio, fueron considerados importantes fuentes de información en una época en que decir la verdad estaba prohibido. Cabe destacar que también fueron estos hombres de prensa, quienes contribuyeron con su labor a la caída de la nefasta dictadura fujimontesinista.
Como se recuerda, Fujimori, siguiendo las órdenes del Consenso de Washington, no solo privatizó las empresas públicas en bochornosos remates, sino que también aniquiló la libertad de expresión; llegando, para ello, a valerse de medios y de periodistas mercenarios que eran la artillería de la mentira y la difamación, entre esa ciénaga sobresalían los “medios chicha”. Es así como la corrupción no solo alcanzó a niveles de gobierno, empresas y fuerzas armadas, sino a grandes medios de comunicación. En pocas palabras, la dictadura de Fujimori hizo trizas de la Libertad de Expresión.
De allí hasta esta fecha, poco ha cambiado. Si bien es cierto las redes sociales han contribuido a la democratización de las comunicaciones, pero el libertinaje ha conllevado a manchar la honra y la dignidad de las personas. Por ello, las redes sociales se han visto plagadas por cuentas falsas (“troll´s”) que actúan irresponsablemente y con absoluta impunidad. Y de la mayoría de medios tradicionales, ni que decir: “cometen crímenes en nombre de la libertad”.
Por eso, no es de extrañar que sean pocos los periodistas e intelectuales que hayan criticado la cobertura mediática que está teniendo la muerte de la cantante piurana Edita Guerrero, vocalista de Corazón Serrano, cuando la mayoría de los comunicadores calla. Incluso hay los que irresponsablemente ya sentenciaron: “Es un asesino”, dicen. Igual sucedió con la muerte de Ciro Castillo, Alicia Delgado y otros artistas. La fama da billete y mucho, en los medios es un buen negocio. Esta cortina de humo, que levanta la prensa sensacionalista, solo busca: tapar los negociados del “paquetazo económico” que beneficia a las trasnacionales o callar la denuncia que pesa sobre el Ministro de Estado (Urresti), acusado de asesinato a un periodista. ¡…Oh, Libertad cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
Como gestión, hemos apoyamos y defendido la libertad de prensa y de expresión, que fortalece la débil democracia de nuestra patria; pero también rechazamos que, en nombre de esta libertad, las mentiras y violencia estén al orden del día manchando honras y dignidades de las personas. Por ejemplo: A Gregorio Santos, la prensa reaccionaria irresponsablemente ya lo ha sentenciado, ignorando por completo que el líder izquierdista está en calidad de investigado y que su prisión preventiva es una evidente persecución política del poder económico, político y mediático. ¡Oh, Libertad cuantos crímenes se cometen en tu nombre!