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Por: Arturo Muñoz
Una causa de los conflictos es el uso de la tierra. La burguesía agraria, los agricultores y los campesinos del Valle de Tambo enfrentan a la burguesía minera por uso de la tierra de la zona. O es de uso agrícola o sirve para extraer el oro y el cobre. O es para para producir alimentos o sólo para extraer minerales.
Gilbert Occola, promotor agrario del valle y propietario agrícola, en su exposición en la Convención Alternativa, realizada el 21 y 22 de septiembre en Arequipa, señaló al ajo como uno de los sembríos más rentables. En base a los datos proporcionados por Occola, voy a hacer el siguiente ejercicio para demostrar el valor de la producción del valle.
Cada hectárea sembrada con ajo produce 12 mil kilos. El Valle de Tambo comprende 13 mil hectáreas, si todas ellas produjeran ajos obtendríamos 156 mil kilos de ajo. Y si fueran exportados al precio de US $ 3 dólares el kilo, los agricultores del valle habrían vendido la cosecha en US $ 468 millones de dólares.
Esta labor agrícola habría requerido de 2 trabajadores por hectárea; es decir, 26 mil trabajadores directos, estables. Además de otros 20 mil trabajadores temporales. En total, 46 mil trabajadores entre permanentes y estables.
Según los datos del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la empresa minera Southern Perú Copper Corporation (SPCC), de propiedad del Grupo México. La producción de cobre en los yacimientos de Tía maría y La Tapada, asciende a 120 mil toneladas anuales. A agosto el precio del cobre era de US $ 5 127,30 dólares la tonelada, por lo tanto, el valor bruto de la producción anual sería de US $ 615 276 000 dólares. Con un promedio de 600 trabajadores.
Para los capitalistas lo importante es la tasa de ganancia. El beneficio debe superar ampliamente al costo de producción. A mayor beneficio más atractivo el negocio. En el conflicto del Valle de Tambo se confrontan dos sectores de la burguesía, la agraria y la minera, por el uso de la tierra. Y usualmente la historia da por ganadora a la de mayor tasa de ganancia. La culpable del conflicto del valle es la ley de la tasa de ganancia, el capitalista invierte donde va a ganar más.
Si para obtener una producción en alimentos de un valor bruto de 468 millones de dólares se necesitan 46 mil trabajadores, frente a una producción de cobre de un valor bruto de 615 millones de dólares con un requerimiento de solamente 600 trabajadores; desde el punto de vista del lucro la suerte está echada a favor de la burguesía minera. La utilidad en la minería es mucho más alta que en la agricultura.
Y no sería la primera vez que la agricultura pierda. Hace unos siglos perdió ante la ganadería. Los grandes ganaderos de ovejas de Inglaterra arrasaron con los campos agrícolas, a pesar de la protesta de Tomas Moro.
En nuestro tiempo la burguesía urbana, la industrial, la minera, la petrolera, la maderera destruyen los campos agrícolas y los bosques por millones de hectáreas cada año. Poniéndonos al borde del fin de la historia de la humanidad, al borde de la desaparición como especie sobre el planeta. La irracional motivación de los capitalistas, la obtención de lucro, de ganancias ilimitadas, creo un mundo no apto para el ser humano.
Imaginemos que la minera Southern triunfa, en menos de 10 años el Valle de Tambo habrá desaparecido, como desaparecieron una decena de valles en las regiones de Tacna y Moquegua, desde que en 1954 comenzó la Southern a explotar el yacimiento cuprífero de Toquepala y luego el de Cuajone. Los especialistas más confiables han demostrado con sus estudios tal desastre en caso, y solo en caso, la Southern triunfe.
Pero las condiciones han cambiado. En el mundo hay una cada vez más creciente oposición al genocidio ecológico a manos de los capitalistas. Muchos partidos se han teñido de verde, en sus programas la defensa del ambiente ocupa sino el primer lugar uno preferente. La ya tradicional izquierda marxista coloca la destrucción del ambiente como uno de los factores que exacerban la lucha de clases. Ecologistas y marxistas marchan juntos a partir de la década de los sesentas del siglo XX.
Por ende el triunfo de las actividades más rentables para los capitalistas sobre las menos rentables no es un hecho ineludible. La tierra será usada aun para la agricultura venciendo a los grandes barones de la minería.
Y es que no es racional dejar de producir alimentos para millones de personas de las ciudades cercanas al Valle de Tambo, e incluso para ciudades lejanas como Bogotá o de Europa; para extraer cobre y oro y dejar un desierto solo por obtener mayores ganancias. Algunos operadores de los capitalistas dicen que el Perú se iría al abismo sin la minería, cuando ya estamos dando un paso adelante al borde del abismo empujados por la burguesía minera.
¡Ah! Pero ¿Qué importan un millón de arequipeños si hay 50 millones de hambrientos en Estados Unidos, otros 100 millones en Europa, y los varios cientos de millones de pobres chinos que pueden venir a reemplazar a los arequipeños? Las decisiones las toman los capitalistas desde un punto de vista global. Si desaparecieran los 31 millones de peruanos ninguna empresa transnacional quebraría. No somos nada en el mercado mundial para los capitalistas estadounidenses, europeos o chinos.
Acaso los conquistadores europeos no destruyeron parte de la Amazonia con el lema de Una tierra sin hombres para hombres sin tierra. Y las transnacionales continúan la deforestación sin tomar en consideración a los millones de seres que hoy la habitan.
Sí, es posible vencer a la oligarquía minera, a los insaciables capitalistas mineros, ello solo se puede lograr con la unidad de los campesinos, de los trabajadores agrícolas, de la burguesía agrícola del Valle de Tambo con los pobladores, con los trabajadores de la ciudad de Arequipa al ver como el costo de vida sube constantemente. La solidaridad requiere de espíritus superiores, de verdaderos espíritus revolucionarios, del talante del Che Guevara; pero a las masas el capitalismo las envenena con su pensamiento miserable de la ganancia por la ganancia, deforma a sus dirigentes arrojándolos al oportunismo más abyecto, a ellas hay que convencerlas de la lucha por su propio interés, por como verán afectada su vida cuando los alimentos escaseen y los precios crezcan y sus ingresos disminuyan en términos reales e incluso nominales. Es necesario y urgente construir el frente de masas de los trabajadores del Valle de Tambo y los trabajadores de la ciudad de Arequipa.
Así tener la fuerza social y política capaz de imponer cual debe ser el uso a la que debe ser destinada la tierra de los valles, de las cuencas, de las cabeceras de cuencas, y por supuesto, cuál debe ser el uso primordial del agua. La tierra y el agua son la fuente de la vida para millones de seres.
La revolución rusa enarbolo tres banderas, Paz, Tierra y Trabajo; el Papa Francisco resumió las banderas de esta época, las Tres T: Tierra, Techo y Trabajo.