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Por: Julio Yovera
Una premisa básica no tenida en cuenta suficientemente en el quehacer de los marxistas peruanos fue identificada y asumida por Patria Roja, y está referida a la “derrota ideológica, política y cultural” que les propinó el neoliberalismo.
A inicios de los 90s, el pensamiento neoliberal estuvo en auge e, inversamente, el marxismo sufría su más serio revés: no solo con la caída del llamado “socialismo real”, también el arrinconamiento de las corrientes marxistas en el mundo y A.L. en particular; y al desprestigio del dogmatismo, que declarándose formalmente marxista y seguidores del “luminoso sendero” de Mariátegui, lo que hicieron fue negarlo y desnaturalizarlo.
Los dos modos de pensar recomendados: “partir de la realidad” y “acabar con el espontaneísmo” quedaron en el enunciado. Históricamente, la formación marxista en el Perú, con la excepción de Mariátegui y de unos pocos intelectuales, ha sido débil. En nuestro país no hubo dominio de la concepción y el método científico marxistas. Basta decir que hasta en las universidades la teoría socialista científica fue proscrita. Y cuando se logró incorporarla a la malla curricular, los docentes la convirtieron en casi un catecismo.
Es importante que los marxistas peruanos estudien la vida y obra de Mariátegui, ejemplo y paradigma, aún no cabalmente valorado. Con esto no decimos que hay que poner en el altar de la verdad lo que el Amauta afirmó, sino hacer los esfuerzos por conocer más que sus deducciones y sentencias, su manera de estudiar e investigar.
Su autodidactismo, por ejemplo, debemos de entenderlo como un proceso de aprendizaje y después como un proceso de enseñanza. Leyó, primero por inquietud y por curiosidad; después, por interés. No se formó para “saber más” o para llegar a la satisfacción de la erudición. Mariátegui pasó del nivel de la asimilación informativa y conceptual al nivel de la reflexión analítica, y de ahí al pensamiento categorial, es decir, a la formulación de sus propias deducciones y a la creación de una teoría del socialismo en el Perú.
El autodidactismo que cultivó se sustentó en la necesidad de conocer e investigar integralmente la realidad para luego transformarla.
¿Cómo logró ese desarrollo? Esta es una pregunta clave pocas veces hecha y, cuando hecha mal respondida. Tener conocimiento sobre la forma de cómo y para qué estudiaba Mariátegui es fundamental para el desarrollo de una corriente marxista que se interese en formular e impulsar un Proyecto Político de transformación para el país.
Lo que precisó, particularmente en Los 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana y en los escritos reunidos en Ideología y Política, fue consecuencia de los análisis a los que llegó de sus lecturas de la teoría general y del método de investigación marxistas; de la ciencia y la cultura de su tiempo; de sus estudios sobre investigaciones hechas en las ciencias sociales; de la historia del Perú; de sus observaciones y de las conversaciones que hacía con personas que recibía en su domicilio del Jirón Washington.
Las conclusiones a las que llegó no fueron verdades cerradas. Y eso le da el perfil de un hombre de ciencia riguroso pero dialéctico y abierto.
“Ninguno de estos ensayos está acabado: no lo estarán mientras yo viva y piense y tenga algo que añadir a lo por mí escrito, vivido y pensado”, precisa en su ADVERTENCIA, al inicio de sus 7 Ensayos.
Toda su obra la procesó teniendo como norte: la teoría del socialismo científico y como instrumento de investigación, el método materialista dialéctico, que algunos suelen cuestionarlo y pretenden descalificarlo sin tener la más mínima idea de qué se trata.
La teoría fue para él un marco de referencia que le servía como premisa de orientación. La formación que adquirió le sirvió para tener una concepción materialista y eso le permitió identificar las condiciones objetivas, que en la teoría marxista se conoce como estructura y eso le permitió también identificar, estudiar e investigar los fenómenos o hechos de la superestructura en sus dimensiones jurídicas, educativas, culturales, éticas y estéticas.
En una palabra, su visión dialéctica le permitió identificar la realidad y sus fenómenos en constante movimiento.
Además, tuvo capacidad para entender los hechos en sus generalidades y sus particularidades. Del análisis que hace de la independencia, `por ejemplo, concluye que en el Perú, a diferencia de Europa, no hubo una burguesía que rompiera con la casta feudal. Al contrario, se coludió con ésta, configurándose –en su tiempo- una sociedad semifeudal y semicolonial.
Otro de sus aportes es el análisis que hace sobre la existencia del factor indígena y su rol en un proceso social de transformación; planteamiento diferente y opuesto a las tesis de la III Internacional, con las cuáles Mariátegui dio un debate alturado, tanto en el Congreso de Confederación Sindical Latinoamericana (Montevideo, Uruguay, mayo de 1929) como en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana (Buenos Aires, Argentina, junio de 1929).
Para Mariátegui la concepción y la estrategia clasistas no eran suficiente para trazar una propuesta de lucha reivindicativa y emancipadora. Debía tenerse en cuenta también el rol de los sujetos históricos propios como las poblaciones nativas e indígenas de las sociedades nuestras.
¿Cómo estudió Mariátegui? Responderse es un asunto clave para emprender cualquier proceso de formación ideológica marxista. Estudió de manera planificada. Y hay certeza en la afirmación siguiente: manejó bien las tres fuentes integrantes del marxismo: la economía política, la teoría socialista y la filosofía y su método; pero, además, Mariátegui fue asiduo lector de literatura, crítico de pintura y amante de la música. Fue un humanista extraordinario.
¿Para qué estudió Mariátegui?
Como ya hemos dicho, se cultivó, asimiló teoría, estudió conforme al método materialista dialéctico con el vivo propósito de construir un Proyecto Histórico Revolucionario y Socialista. Se esforzó de manera coherente para llevar la teoría a la acción. Lo más relevante de su legado doctrinario, orgánico y programático fue la fundación de la CGTP y la fundación del Partido de los marxistas – leninistas.
Mariátegui tuvo un norte: “contribuir a la creación del socialismo peruano”, “construir un Perú nuevo, dentro de un mundo nuevo”. Lo asumió como un proceso ineludible de la revolución peruana, entendiendo que ésta: no sería “calco ni copia, sino creación heroica”. El reto que toca resolver ahora, en el entendido que su pensamiento no ha caducado, es cómo gestar esa “creación heroica”.
Hay un aspecto más que nos interesa abordar, aunque sea brevemente. Hemos dicho que Mariátegui estudió la realidad para transformarla. Cuando retornó de Europa, con el fin de crear una corriente marxista, se hizo cargo del curso Historia de la Crisis Mundial, en la Universidad Popular Manuel González Prada.
Su práctica docente corresponde a la que hoy llamamos “pedagogía crítica”. Ésta busca crear conciencia para formar sujetos históricos de cambio.
Al intelectual italiano Antonio Gramsci se le puede ubicar en esta corriente. Lo mismo puede hacerse con Paulo Freire, de Brasil. Y dos desconocidos pedagogos norteamericanos, Henry Giroux y Peter McLaren son representantes de la pedagogía crítica. Pero de esto hablaremos más adelante.
Hoy concluimos diciendo que Mariátegui es el referente más importante que tienen los marxistas peruanos y latinoamericanos para retomar el rumbo y avanzar.