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Por: “Pedro Pablo Atusparia” Presidente de la Comisión Nacional de Control y Disciplina
“El ejercicio de la disciplina es un acto consciente, igual y único para todos los organismos y militantes del Partido. Garantía para su cohesión, unidad y cumplimiento de sus tareas, resultado de una concepción del mundo y la aplicación del centralismo democrático. Debe ser asegurada con una adecuada verificación de tareas y rendición de cuentas”[1]
El presente ensayo se justifica en la necesidad de encontrar causas y explicaciones sobre las reiteradas actitudes y comportamientos de incumplimiento de las orientaciones, las decisiones y las diversas tareas partidarias, que se constatan en todo nuestra vida partidaria; los que impactan de manera negativa y causan frustraciones, desencantos y transfuguismos en nuestra militancia en general. Como ejemplo de esta constatación, podemos tomar la decisión política del Partido en torno a la situación política y nuestra necesidad política de la lucha electoral 2014-2016, que en los hechos, se ha complejizado más de lo que se suponía.
Estamos seguros de que una de las causas principales de estos problemas de Dirección y Conducción política en el Partido; tiene una base ideológica; cuya cualidad actitudinal y conductual, se debiera expresarse en la DISCIPLINA de dirigentes-cuadros y militantes comunistas en general; en armonía con la concepción y visión del mundo y su convencimiento de que otro mundo es posible desde el socialismo y comunismo. Por ello, este trabajo pudiera servir para una reflexión individual y colectiva, crítica y autocrítica sobre los fracasos políticos, junto a la necesidad y obligación de rectificaciones. Es decir, convertir estos problemas en lecciones aprendidas para no volver a cometer los mismos errores nuevamente, sino, alcanzar victorias o triunfos políticos que siempre son necesarios.
Empezaremos este ensayo político partidario, definiendo el concepto de disciplina según distintos autores.
ü “La disciplina es el conjunto de estrategias que se diseñan para poder integrar en un modelo de comportamiento tanto la socialización como el aprendizaje como lo que surge a lo largo del mismo” (Goñi, 1996).
ü “Conjunto de reglas de comportamiento para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo o una colectividad en una profesión” (southern, 2007).
ü En el diccionario de la RAE encontramos lo siguiente: Disciplina: Del latín (disciplina). “1. f. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.” “2. f. Arte, facultad o ciencia” “3. f. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto.” (R.A.E., 2010).
Para este caso, si tomamos como referencia la cultura de los japoneses, para quienes es necesaria la disciplina en todas las áreas de la empresa, por los que ellos usaron las 5s. Las 5S es una metodología para el establecimiento y mantenimiento del lugar de trabajo bien organizado, ordenado y limpio, a fin de mejorar las condiciones de seguridad, calidad en el trabajo y en la vida diaria. Está integrado por cinco palabras japonesas que se inician con la letra “s”, que resumen tareas simples que facilitan la ejecución eficiente de las actividades laborales.
Las 5S fue un programa desarrollado por el toyotismo para conseguir mejoras duraderas en el nivel de organización, orden y limpieza; además de aumentar la motivación del personal.
Teniendo como base los conceptos citados y la metodología de la disciplina japonesa, se podría deducir que la disciplina para nosotros es un imperativo que consiste en “es hacer lo que tengo que hacer, cuando me toque hacerlo, donde tenga que hacerlo; tenga ganas o no y creer que lo que estoy haciendo tiene una razón de ser”.
(Los japoneses lo creyeron de esa manera, ese fue un lema convertido en práctica muy importante para poder reconstruir su país después de la segunda guerra; porque si no fuera por la disciplina probablemente, Japón no sería una potencia económica como lo es en la actualidad).
Para nuestro caso; debemos entender la disciplina partidaria como “el conjunto de acciones conscientes asumidas libremente en aras de contribuir al logro de los objetivos estratégicos y tácticos de nuestra organización política en camino a la consecución de su objetivo estratégico junto a su programa general para el pueblo, además garantizando el acatamiento de su Estatuto y toda la normatividad que conforman la institucionalidad partidaria, por parte de todos sus integrantes (dirigentes-cuadros-militantes y la Juventud Comunista). El propósito de todas las acciones disciplinarias en el Partido, es asegurar que el comportamiento y desempeño de los dirigentes-cuadros-militantes y los Jóvenes Comunistas se ajusten a los lineamientos actitudinales y conductuales de la Ética y Moral comunistas”.
En nuestro trabajo partidario, en no pocas ocasiones, sucede que tanto en el ámbito personal como en el ámbito organizacional interno, nos trazamos objetivos y tomamos decisiones sin fundamentos reflexionados, sin garantizar las bases materiales mínimas y necesarias (materiales y humanos) que permitan culminar con éxito, deseando obtener siempre grandes resultados; sin esfuerzo o planificación específica de sus aplicaciones prácticas ni responsabilidades orgánicas específicas correspondientes; creyendo que es suficiente con querer o desear, sin acompañar con esa constancia y consecuencia que nos lleva a la disciplina, a tener los resultados deseados y permanecer en el camino, como lo señala la Madre Teresa de Calcuta en su célebre frase: “La disciplina es el mejor amigo del hombre, porque ella le lleva a realizar los anhelos más profundos de su corazón”.
En el ámbito organizacional partidario: por su naturaleza, por las condiciones internas y externas, en donde la ofensiva estratégica de nuestro enemigo es la principal amenaza permanente; es de vital importancia el buen trabajo de equipo, que en conjunto con la disciplina debieran llevarnos a conquistar victorias y éxitos políticos. Con fines didácticos, mencionaremos al Sr. Henry Ford que señala la importancia de la disciplina cuando dice:“Nosotros exigimos que nuestros hombres hagan lo que se les diga. Nuestra organización es tan especializada y todas sus partes dependen de las otras de tal modo que es imposible pensar en dejar a nuestros obreros hacer lo que quieran. Sin la más rigurosa disciplina llegaríamos a la confusión más extrema”.
La disciplina es lo que todos deberíamos conocer-saber-practicar, es importante que en nuestro Partido, enseñemos con el ejemplo a nuestros camaradas, para lograr los objetivos políticos estratégicos y tácticos, que se definan los procesos políticos de tal manera que podamos asegurar su cumplimiento y su seguimiento-evaluación-control, que cada uno de los camaradas siga las instrucciones sin dejar nada a la propia percepción o a su “interpretación” como bien dice el Sr. Georg Wilhelm Friedrich Hegel en su afirmación: “El hombre es lo que debe ser, mediante la educación, mediante la disciplina”.
En nuestra lucha revolucionaria y la disciplina partidaria, debemos de partir del concepto de que el orden es la expresión de un estado de conciencia social que busca la felicidad y el bienestar común por medio de la práctica de valores, entre ellos, de la solidaridad, como base de la relación entre los hombres, en contraposición al orden determinado en base al “principio de autoridad” del sistema capitalista y su modelo económico neoliberal, que justifica la existencia de una cultura de sometimiento que determina una sociedad injusta. Tal “autoridad” no es el fundamento del orden de libertad sino su antítesis, que se edifica sobre la ausencia de conciencia comunista en nuestras filas.
Esta conciencia comunista se expresa a nivel organizativo en la disciplina partidaria, cuando juramos “Asumo voluntariamente la decisión de militar en el Partido Comunista del Perú-Patria Roja. Me comprometo a estudiar y trabajar consecuentemente por la aplicación de la Línea General, Programa y Estatuto; ser leal al Partido y al pueblo peruano; mantener su disciplina y unidad, y luchar honesta y lealmente por el socialismo y el comunismo. Asimismo, activar políticamente, cumplir las tareas asignadas y superarme permanentemente para ser cada vez mejor y útil al pueblo, a la patria, a la causa revolucionaria, siguiendo el ejemplo y la moral de sus héroes y mártires, la conducta del camarada José Carlos Mariátegui, arquetipo del hombre nuevo para un mundo nuevo”[3].
Querer el reino de la libertad, de la justicia y de la igualdad, es querer los medios que conducen a él, el Partido Revolucionario de Masas; en tanto que sintetiza la voluntad consciente de los revolucionarios peruanos del Partido, el primer paso hacia él. Y esta voluntad consciente, que identificamos con la socialización del individuo por los intereses de la liberación y de la independencia de la colectividad humana, es la expresión concreta de la libertad individual del militante. Este compromiso pleno y activo con el Partido Revolucionario de Masas, es la disciplina necesaria para el logro de los objetivos revolucionarios para nuestro pueblo. La disciplina es la garantía de la libertad y expresión concreta de esta misma a través del compromiso total, consciente y activo con el Partido, que se manifiesta prácticamente en todas las tareas partidarias del militante comunista.
Se puede definir entonces a la disciplina existente en el seno de nuestro Partido “como la resultante de la actividad consciente de los camaradas, que es por tanto la expresión de la identificación con los objetivos políticos e ideológicos, con las tácticas y la estrategia que nuestra organización sintetiza a través de su programa general y concreto. Para los camaradas del Partido, nuestra militancia en la lucha revolucionaria es una actitud ante la vida, una respuesta de hondo contenido moral a nuestras necesidades particulares y a las del pueblo en general, la identificación del militante con los intereses de los trabajadores, es la causa real de la adopción de un puesto de lucha y la dedicación que a ese lugar se le brinda”[4].
El ser parte o sentirse parte de un pueblo oprimido y explotado es la causa fundamental del ansia de liberación-justicia-igualdad, y de lograr la liberación propia con la liberación de todos. Aquí radica la dedicación revolucionaria del Partido Revolucionario de Masas y nuestra pertenencia a él, en un sentimiento básico y en un consecuente estado de conciencia. Es el sentirse como engranaje indispensable en el motor revolucionario, lo que nos hará activos e irreductibles. Al camarada consciente se lo reconoce por la dedicación, por la audacia, por la alegría con que toma sus tareas. Es revolucionario aquél que no lleva su vida militante como un sacrificio, sino como bandera personal, aquél que se siente dueño de su libertad y lo demuestra desde hoy. Es quien por ello no se ata a dogmas ni esquemas y practica una renovación permanente en sí mismo y en su relación ideológica-política-organizativa con la realidad. Es quien está siempre dispuesto a aportar, a buscar las formas, métodos y propuestas que lo hagan realmente efectivo en su accionar y fundamental en el proceso. Cuida su salud en función de su rendimiento en las tareas, y da fundamental importancia a su formación ideológica para no ser un freno para sus demás camaradas y crecer constantemente en el aporte. Es quién somete todas las cuestiones alejadas de la militancia para que no estorben en su desarrollo militante, en su lucha, en su posibilidad de dar de sí lo más y mejor que pueda. Todo esto no es fruto del voluntarismo, sino la consecuencia práctica del desarrollo ideológico planteado, de la aplicación consecuente de la línea ideológica-política y organizativa del Partido Revolucionario de Masas, que define la actitud personal de los militantes y su accionar colectivo e individual. Una actitud personal de quien genera confianza, seguridad y firmeza, de quien en pocas palabras, ama la revolución y lo demuestra en los hechos, con su dedicación vital, se exige y exige un compromiso ascendente.
Sólo a partir de la construcción del Partido Revolucionario de Masas es posible esta actitud, fruto de una línea ideológica-política-organizativa, el Partido es el elemento vital de los camaradas porque es el medio donde cada militante encuentra una referencia, un respaldo y también un control para su accionar político y su enriquecimiento ideológico. Nuestra organización revolucionaria específica debe entonces tener una formulación ideológica precisa, una caracterización minuciosa y actualizada de la realidad, una respuesta claramente definida, con pasos a seguir y métodos a utilizar. El militante de este modo ve sintetizadas sus aspiraciones, fortalecido su compromiso individual, acrecentada su capacidad revolucionaria y controlada su práctica cotidiana. Esto implica que la disciplina y la efectividad son el fruto del accionar colectivo, de un estado de conciencia expresado en términos orgánicos concretos y no de un mayor o menor voluntarismo.
La disciplina y la línea ideológica-político-organizativa partidaria. Si la disciplina es la resultante de la actividad consciente de los camaradas y la única vía para llegar a la libertad real en el seno de una organización social determinada, y esta disciplina es la expresión, en el seno del Partido Revolucionario de Masas, de la compenetración de cada militante con los objetivos ideológicos-políticos-organizativos del mismo. La ausencia de disciplina, el incumplimiento o mal desempeño de las tareas particulares y de conjunto, el desorden interno, la inestabilidad de los camaradas, etc., es consecuencia de las fallas de claridad, de la incorrección en la política de la organización y de las deficiencias en la formación política o ideológica individual. Estas deficiencias son consecuencia de nuestra extracción e inserción en la sociedad capitalista, cuya ideología penetra y genera contradicciones en los militantes y en el seno del Partido. Esto nos obliga a una lucha constante que debemos librar los revolucionarios en los sectores de trabajadores que estamos inmersos y en el seno de nuestra organización. El medio decisivo para el combate en este sentido es desarrollar la autocrítica y la discusión política en los niveles orgánicos, estableciendo objetivos prácticos para concretar sus conclusiones. Esta es la acción fundamental que los miembros del Partido debemos desarrollar hacia adentro: criticar, cautelar la disciplina y aportar en todos los niveles al crecimiento político-ideológico del mismo.
Si nuestra línea político-ideológica y orgánica es la forma en que nos relacionamos con la historia, la mayor o menor disciplina con que nos desenvolvamos es también expresión del grado de inserción que poseemos en el desarrollo de la lucha de clases. En el ámbito concreto del Partido Revolucionario de Masas, la disciplina se expresa prácticamente en el cumplimiento de las tareas acordadas, en la atención de los mecanismos de seguridad, y en una planificación que sea fruto de la discusión y de la instrumentación práctica, para obtener como resultado la mayor efectividad posible en el logro de todos los objetivos definidos. En este sentido hemos de asentar el culto a la efectividad en el marco estricto de la aplicación de nuestra línea política partidaria. No permitir jamás que la efectividad sea fruto de la desviación política o ideológica (efectividad cuyo sustento es dudoso), sino demostrar en cada tarea que ella surge de la aplicación y de la corrección de la línea político-ideológica del Partido. Pero de la aplicación de nuestra línea política, referida al plano de la disciplina, no sólo surge el cumplimiento de las tareas acordadas (limitación que sería lógica en el seno de una organización autoritaria, donde coexisten los deberes y derechos de la ideología burguesa), sino que la misma es consecuencia de encarar la acción colectiva como una cuestión personal y central. Este es el compromiso pleno y activo con la organización que se muestra en la disciplina a partir de la dedicación del militante.
El error de un camarada -voluntario o no- en su práctica, es evidentemente la expresión de fallas ideológicas o políticas en su formación. En el plano de nuestra organización se impone, no una sanción, que define la coerción como método “conscientizante”, sino la discusión y el compromiso práctico de superación de las fallas ideológicas o políticas. El momentáneo abandono de las tareas específicas por parte de un camarada con una sanción; determinado por la organización, no es una sanción, sino un mecanismo de defensa de los acuerdos realizados que se aplica para evitar nuevos errores que debilitarían sus tareas y su cohesión. En algunos casos se impone el compromiso personal y colectivo de que un camarada deba repensar y autocriticarse de las fallas que la organización le marca y plantear la rediscusión, estudio y tareas concretas que establezcan su verdadera superación. En el mismo sentido, una célula que funciona con errores ideológicos o de aplicación de la praxis política, debe ser tratada sobre el plano de recuperación del grupo y no del aislamiento, negándole canales orgánicos de decisión u otras medidas que signifiquen alejamiento o desintegración. Distinto es el caso en que está en juego la seguridad y el futuro del Partido. Nada ganaría nuestra organización, en tener tareas de discusión o recuperación del o los camaradas cuestionados en casos de traición, infiltración, etc., se impone claramente la expulsión u otras medidas convenientes que neutralicen la peligrosidad que tales casos implican para el conjunto. Por otro lado las prácticas erróneas generalizadas desde el punto de vista político o ideológico deben contarse como implicancias en la corrección de la línea y la práctica partidarias, las fallas individuales o celulares, en este sentido, tampoco deben ser desestimadas del análisis del entorno político. Entonces, el medio decisivo para lucha contra los errores ideológicos o políticos de los militantes y las instancias partidarias, lo determinan una correcta línea político-ideológico, y un combate ideológico y político constante contra las desviaciones y las fallas en este sentido, brindándolo en el seno del Partido y en los términos de la práctica revolucionaria.
IV.- Conclusión
Lima, Julio del 2014