La Bolivia que el peruano piensa

Ernesto Toledo Bruckmann

El complejo nacional frente al racismo del chef Daniel Dávila

Por: Ernesto Toledo Bruckmann

En los últimos años las sociedades se han vuelto mucho más sensibles ante los maltratos alusivos al origen racial y geográfico.

“chino de m…”, “negro de m…”, “cholo de m…” o “Boliviano de m…” para efectos del caso, eran ofensas que muy comúnmente oíamos en recintos deportivos o en la misma calle, sin que provocara que algún deportistas dejara de jugar, sin que la FIFA ejerza sanciones o sin que la mayoría de gente se inmute.

Los que frisamos los 40 recordamos que las generaciones más  antiguas repetían: “felizmente existe Bolivia” como pretendiendo consolarnos por no estar “en la cola”

Lamentablemente a Bolivia siempre se nos enseñó a verla por debajo de nosotros y ante las derrotas futboleras, esperábamos el encuentro con el país vecino para propinarles goleadas y “hacerles saber que nuestra superioridad iba más allá que la deportiva”. A Bolivia siempre se nos enseñó a verla como el país enclaustrado en medio del mapa sudamericano, a la asfixiada por las crisis económicas de los 80’, al de los golpes militares como deporte nacional, a la tierra de inmensa mayoría con piel cobriza, nariz aguileña, aimaras, quechuas, de carácter triste, traidores en la Guerra del Pacífico, resentidos, atrasados tecnológicamente y dependientes del Perú.

El solo mencionar a nuestro hermano nos daba soroche pues pensar que si algún día debiéramos visitarlo y subir 3 mil 600 metros de altura no encajaría en nuestro acomplejado esquema de criollo costeño y limeño. Indirectamente identificamos a Bolivia como el hermano serrano y andino al que queremos pero marcando distancia, al “apéndice del Perú”, al diestro exponente musical andino que admiramos pero solo en los ratos de lucidez o en concentraciones políticas de izquierda con “euforia  revolucionaria” ya que su música invitaba a desalojar las salas de baile.

El boliviano era centro de eventuales burlas por su condición mediterránea y sinónimo de drama; hace unos años  vi en un programa deportivo un reportaje acerca de la crisis que atravesaba el club Deportivo Municipal y el periodista Phillips Buter dijo con rostro atónito que “El Muni es Bolivia” haciendo una analogía con el dramatismo en su máxima expresión.

Hoy Bolivia crece en economía y sobre todo en dignidad; la mayoría de cibernautas y de la opinión pública  peruana dice condenar a Daniel Dávila y sus insultos racistas como hace veinte años no lo hubiera hecho; pero es casi un hecho que más de uno piensa que el chef peruano transmitió su sentir, aunque sea política y económicamente incorrecto expresarlo. El presente artículo está escrito con sarcasmo y pretende ventilar el complejo que tenemos los peruanos frente a nuestros fracasos.