Fiscalización

Por: Rolando Breña

Sin querer queriendo, fuimos testigos televisivos de la reunión de una importante Comisión ordinaria del Congreso de la Republica. Casi doy un grito exagerado: ¡Comisiones, los de mí tiempo!

Tal parece que nadie sabía los asuntos que tratarían. Todo indicaba que no había agenda. O si la había, nadie la conocía, o conociéndola nadie la respetaba o les importaba un bledo.

Los señores congresistas hablaban cuando querían, de lo que querían y como querían. Se interrumpían sin orden, se hablaba en dúo, en trío, en coro…

No asomaba por ninguna esquina la dirección del debate o la Presidencia de la Comisión. Era una Comisión en piloto automático sin la orden y la eficacia de los aparatos electrónicos.

Debe ser algo así como un milagro el que llegaran a la votación (quizá una ayudita del mes morado) y acordaran algo. Aunque al término de la reunión no todos sabían exactamente lo que se había votado y menos lo que se había resuelto. Era de verse la precipitación con la que los congresistas abandonaban la Comisión al terminar   su reunión. Posiblemente tendrían  que hacer cosas más importantes que su trabajo parlamentario a tal vez alguna urgencia de salud.

La reunión a la que aludimos es la última de la Comisión de Fiscalización, a la que deberá asistir el representante de los mineros informales de Madre de Dios, Chanduvi, para esclarecer sus denuncias sobre el presunto financiaciones a la campañas electorales de Ollanta Humala, que ha involucrado al Ex Presidente del Congreso Daniel Abugattás hasta la Presidenta del Partido Nacionalista, Nadine Heredia.

Dudamos que las otras comisiones funcionen con tanta informalidad y anarquía. Es claro una tremenda falta de oficio, a pesar que muchos repiten el plato, así como un desconocimiento del reglamento congresal y de su propia responsabilidad. No estaría mal un cursito sobre dirección de debates, funcionamiento de Comisiones, la Constitución, las leyes y  el Reglamento.