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Por: Luis Gárate
En estos días se comenta en medios internacionales y locales sobre el megaproyecto de ferrocarril intercontinental que está impulsado por China en alianza con los gobiernos brasileño y peruano y que tendría una seria de implicancias económicas y geopolíticas.
La reciente visita del primer ministro chino Li Keqiang al Perú, tras una gira por Colombia y Brasil para avanzar en la implementación del proyecto, responde a la política de acercamiento chino a América Latina y su esquema de posicionamiento en la región.
Según el acuerdo firmado por el Perú, Brasil y China, el equipo tripartito que realizará los estudios básicos de viabilidad para este megaproyecto deberá entregar en mayo del 2016 el informe final a sus gobiernos. El tren bioceánico comprende un trazado que uniría el puerto peruano de Bayóvar en Piura con el puerto brasileño de Açu, y que permitiría el intercambio comercial con el puerto de Tianjin. La obra costaría 10 mil millones de dólares.
Por su parte el viernes 22 de mayo, el primer ministro de China firmó con el presidente Ollanta Humala 10 acuerdos de cooperación sobre la exploración y uso del espacio exterior, inversión industrial, cooperación económica y técnica, la creación de un laboratorio de evolución molecular y el desarrollo del sector energético.
China hoy
El hecho de que China sea actualmente la primera potencia económica del mundo y su modelo de desarrollo y su estrategia de posicionamiento internacional nos debe llamar la atención, pues cada vez más crece su influencia y peso en la arena internacional, en contrapeso a la influencia hegemónica en la región de los Estados Unidos.
El peso adquirido por la República Popular China no es producto de la casualidad, sino de una estrategia diseñada tras la victoria del Partido Comunista de China en 1949 de recuperar la dignidad de este Estado, de desarrollar el país y darle un posicionamiento en las complejas disputas internacionales de la época de la Guerra Fría. Ha sido en particular desde la década de los 80 en que bajo el timón de Den Xiao Ping, China dio un giro en su modelo de desarrollo, en su expansión económica y en su proyección internacional.
En ese nuevo esquema impulsado por Deng, China asumió como estrategia de desarrollo económico la apertura de su económica a las inversiones extranjeras, a un proceso agresivo de acumulación de capital, desarrollo de las empresas mixtas y de propiedad privada. Asimismo desde entrado el nuevo siglo, China tiene una política de acrecentar su presencia económica en regiones como África y América Latina.
La estrategia peruana
La relación con China ha adquirido un carácter estratégico y debe expandirse. Como toda relación entre Estados esta debe mantenerse en un clima de amistad y respeto a la soberanía de los países. Si bien debemos hacer de esa relación más fluida, desde el lado peruano debe insertarse en una estrategia país y política de Estado, es decir que sea aprovechada en beneficio de nuestra nación y las grandes mayorías.
En el caso de este mega proyecto debemos analizar los costos y beneficios que traería ese proyecto de ferrocarril, el nivel de impacto socio-ambiental de la infraestructura a construir y de qué manera no solo permite el beneficio de algunas empresas, sino como este permitiría incrementar la conectividad de las regiones y comunidades peruanas involucradas, en especial de los pueblos amazónicos que tienen dificultades para comerciar sus productos por los problemas de accesibilidad. En esencia se trata de ver los posibles beneficios que nos permitirían dinamizar las cadenas productivas e insertarnos mejor en el mercado brasileño y chino.
Este proyecto se enmarca claramente en la necesidad de China de facilitar la extracción de materias primas. El desarrollo peruano no puede depender solo de una economía primario exportadora, pero enmarcada en una buena estrategia negociadora esta infraestructura vial puede aprovecharse para dinamizar los mercados locales y para obtener niveles de transferencia tecnológica de la parte china.
Si debemos aprender algo de China es el importante rol planificador de su Estado, que si bien ahora le da un peso mayor al mercado que en años anteriores puede manejar una gran maquinaria estatal que establece políticas de largo plazo, planifica y pone metas claras a alcanzar en su proyecto de ser potencia internacional. Asimismo en materia de innovación tecnológica, educativa y en otras áreas. Esperemos que este gobierno diseñe una buena estrategia negociadora y no persista en la errada política de entregarse a la voluntad de los grupos de poder económico.