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Por: Luis Gárate
Nuevamente vemos a don Hernando de Soto en el ruedo, esta vez promocionado por el diario decano, vocero principal de la derecha política y económica del país, comentando una “auspiciosa” reunión con ex dirigentes emerretistas y senderistas que según él están detrás de los protestas contra la minería.
De Soto, quien hace tiempo busca ser el abanderado del “capitalismo popular”, dispara fuegos atacando al gobierno de Humala y poniendo en la palestra a ex presos por terrorismo. Por un lado ayuda a promocionar a los dirigentes de sectores políticos de la ultra izquierda que juegan al maximalismo y a radicalizar las luchas sociales en diferentes regiones. Por otro, cae como anillo al dedo a la estrategia de la derecha del país que buscar descalificar la protesta social por supuestamente estar promovida por ex terroristas.
Señala de Soto que “en el sector de la minería se está jugando el futuro del Perú”, que el gobierno de Humala y su ministro Pulgar Vidal han sido incapaces de conciliar los intereses de la gran minería, la minería artesanal y la agricultura. Reclama atención a los 6 millones de peruanos vinculados a la minería artesanal en el país.
No es casual que el autor de El Otro sendero y otros best sellers, ya acostumbrado a hacer titulares e insultar a sus antiguos amigos, busque hacer noticia con temas de coyuntura de especial interés para el gran capital. Ahora quiere aparecer como el abanderado del dialogo con los “cerebros” tras los conflictos socioambientales, como para demostrar que él representa a un sector pensante de la derecha que es capaz de entender las “razones” detrás de la protestas, puede sentarse a hablar con el “demonio mismo” y que puede “conciliar los intereses” para sacar adelante esos proyectos indispensables para el país.
No olvidemos que de Soto que no ha tenido reparos en asesorar y lavarle la cara al fujimorismo y otros gobiernos autoritarios del mundo. Ahora busca ser protagonista en una coyuntura de crisis económica y donde el modelo se juega su viabilidad, cuando caen los precios minerales y algunos de sus megaproyectos se traban por la prepotencia de algunas de las empresas (como Newmont o Southern) y un Estado incapaz de ponerle condiciones mínimas a las empresas para la sostenibilidad ambiental.
Si algo le podemos reconocer a de Soto es que desde su profesión de economista ha tenido la audacia de acercarse a dialogar y tender puentes políticos con sectores clave de la realidad peruana postergados por las clases dominantes. Como lo fue en su momento el estudio de la realidad de la economía informal en el país y su potencial, ahora pone la lupa sobre la minería artesanal concentrada en las zonas andinas y amazónicas.
De Soto lleva la tesis de convertir en propietarios a todos aquellos que están en la informalidad, desde los poseedores informales de terrenos, indígenas amazónicos y ahora los mineros artesanales, para que sean parte de la dinámica económica formal y así, siendo sujetos del crédito, puedan ser agentes del desarrollo. Desde la izquierda y el progresismo debemos tener un discurso y una propuesta para estos sectores que están en el mundo urbano y rural, en cómo incorporarlos a otro esquema de economía nacional, que los incorpore y promueva estrategias de productividad. Asimismo nos toca develar la estrategia y el oportunismo del economista que busca convertirse en voz de un amplio sector de la economía que mueve ingentes recursos en el país, y que busca hacer más viable el modelo frente a una derecha con mirada estrecha y reaccionaria, que solo busca seguir ganando utilidades a sangre y fuego.