Por: Ernesto Toledo Bruckmann
El estudio acerca del movimiento guerrillero peruano de inicios de la década de 1960 es vasto y sobre todo, realizado en muchos casos, por sus propios protagonistas. En el caso del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, desde un inicio sus dirigentes le fueron añadiendo elementos de orientación marxista, confluyendo ideas y proyectos de ideología marxista-leninista.
El MIR veía clara la lucha armada como única alternativa y emprendió un trabajo de concienciación política con vistas al levantamiento armado; sus duras críticas también se centraron al PCP, cuya Dirección General se mantenía pacífica frente al Estado y apostaba por la línea electoral.
APOYO CHINO A LA GUERRILLA PERUANA
Respecto al internacionalismo, Mao Tse Tung fue claro al señalar que para conquistar su completa liberación, los pueblos oprimidos deben apoyarse ante todo en su propia lucha y, sólo en segundo lugar, en la ayuda internacional.
Aunque la revolución cubana tuvo un impacto especial en el MIR, ésta organización nunca dependió de la isla sino que también recibió apoyo político y militar de la República Popular China. Si en China se enfatizó en la formación del partido revolucionario que condujo el Ejército, el Frente político de clases y las masas, en Cuba fue el grupo guerrillero el que dirigió el proceso revolucionario. Aunque en ambas revoluciones se contó con la participación de las masas, China puso un acento especial en el factor de masas y lo que Mao llamó las “las tres baritas mágicas de la revolución” como expresiones organizativas: El Partido Comunista, cuya función era dirigir el proceso revolucionario; el Ejército Rojo, para la estrategia armada, y el Frente Político, que agrupaba a todas las fuerzas descontentas con el régimen imperante. Esto era un perfeccionamiento de la teoría leninista para la conspiración insurreccional, pero Mao tuvo la virtud de explicarlas en lenguaje popular y volverlas realidad triunfante.
Los desclasificados de la CIA arrojaron nueva luz sobre aspectos desconocidos de este periodo; un informe daba cuenta de una reunión secreta en el que el líder guerrillero Luis De la Puente Uceda añadió que el MIR tenía el equivalente a 80 millones de soles (3 millones de dólares) en bancos suizos, producto de una contribución de la China de Mao, y contaba con $600,000 a su disposición en París. Según el informe, China había prometido contribuir con 50 millones de dólares para la revolución, si fuera necesario. Luego de su periplo por Cuba, De la Puente viajó a China, Corea y Vietnam para solicitar ese apoyo.
Elio Portocarrero recordará: “China no solamente apoya económicamente sino que abre sus puertas para la formalización de los primeros cuadros en las escuelas políticos- militares chinas y empiezan a viajar hacia china un contingente de cuadros para una preparación de largo tiempo. De la zona de Piura viajan entre otros cc. Mario Calle, Julio Rojas, mi hermano Javier Portocarrero, Samuel pozo, Modesto Timoteo, ente otros”
Las conversaciones con Mao fueron positivas para el MIR pues China también facilitaría el entrenamiento político y militar. Portocarrero describe los primeros acercamientos con China:
“La permanencia en Cuba nos permite igualmente tomar los primeros contactos con las embajadas de China, Vietnam, Corea, Rusia, países con los que se inician relaciones formales con el MIR (…) El MIR, a pesar de no tener un alineamiento definido en el campo socialista, entre los dos bloques gigantes en pugna chino- soviético, alcanza acuerdos de solidaridad fundamental como partidos hermanos, guardando celosamente su autonomía de decisión en todos los campos políticos y militares. Hay que tener en cuente que durante estos años se inicia la lucha ideológica y política entre las dos superpotencias del campo socialista, cada una impulsando en la arena internacional su propia perspectiva, lo que produjo la ruptura de casi todos los partidos comunistas.
En muchos países del mundo, especialmente en Europa y Latinoamérica surgen fuertes movimientos de jóvenes maoístas, que levantan el famoso libro rojo, del pensamiento de Mao, luchando contra el revisionismo y reformismo soviético. El Perú no puede ser una excepción y el viejo partido comunista sufre una vez más una ruptura importante en sus filas.”
Portocarrero también reconoció que no hubo ningún compromiso político del MIR para asumir las posiciones maoístas:
“El Pensamiento ‘Mao’ recorre todos los continentes, impulsando con fuerza el surgimiento de los partidos comunistas pro- chinos (…) De la Puente no acepta que las decisiones fundamentales se tomen en otros ámbitos. Celoso de la autonomía de la organización, este planteamiento es aceptado ampliamente por todos los partidos comunistas en el poder, que respetan escrupulosamente los aspectos de solidaridad y autonomía del MIR”
Los entrenamientos en China, a diferencia de los recibidos en Cuba, enfatizó en el carácter militar ligada a la experiencia de la guerra de liberación de China; la concepción militar china era distinta a la cubana; los chinos planteaban el proceso de una larga guerra donde se iría formando el ejército guerrillero, dándose un acento muy fuerte a las formaciones ideológica, teórica y marxista.
De otro lado, los chinos tenían mucho más desarrollada la concepción militar dentro del trabajo de masas y el rol del partido. Cuando formaban militarmente a sus cuadros, insistían en la guerrilla como un complemento, no fundamental mientras que dentro de la concepción cubana, la guerrilla jugaba el rol fundamental y el partido se desarrollaba después del surgimiento de esa guerrilla.
Respecto al componente ideológico, la pugna chino- soviética también influenció en la formación de los cuadros militares en preparación; esto posteriormente se reflejará cuando, en la práctica de la instalación de los grupos guerrilleros en las diversas zonas, se inició la aplicación del Primer Esquema Insurreccional que tuvo en grandes líneas una concepción más cercana a las concepciones cubanas, aunque sin seguir esquemáticamente estas enseñanzas, ya que este esquema ensayaba una creación más adecuada a la realidad peruana; luego, a partir de la realidad existente en el interior del país- especialmente en Cuzco- , De la puente debió modificar la concepción del trabajo revolucionario en relación con el trabajo de masas.
El modelo revolucionario chino, al recoger la experiencia militar propia, que iba desde el inicio del empleo de guerrillas rurales hasta la famosa Gran Marcha, dirigida por Mao, produjo una sistematización teórica, militar, política, ideológica y organizativa a partir de los movimientos de masas. Precisamente, el concepto acerca del rol jugado por las masas para el triunfo revolucionario, resulta fundamental en la concepción teórica china. Aunque este concepto es igualmente fundamental en la Revolución Cubana, el problema estriba en cómo llegar a incentivar a las masas para su participación en la lucha revolucionaria. Este era un tema polémico en los años en que el MIR se preparó militarmente.
EL MIR Y EL PENSAMIENTO MAO TSE TUNG
Resultaba evidente el acercamiento ideológico entre el MIR y el Partido Comunista de China. En julio de 1964 De la Puente escribió La Revolución Peruana. Concepciones y perspectivas donde encontramos una aproximación al análisis de Mariátegui al sostener que durante el siglo XVIII y sobre la base de un sistema colectivista agrario se trasplantó el feudalismo a través de la Conquista, consolidándose el régimen feudal con Independencia y desarrollándose un capitalismo incipiente a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
El MIR reconoció que el latifundio con relaciones feudales y semifeudales primaba en medio de comunidades indígenas – que son ayllus primitivos del incario – sobrevivientes en medio de una lucha permanente contra la usurpación gamonalista. Asimismo, destacó las normas colectivistas de trabajo y sentimientos de ayuda mutua y colaboración. “La Sierra tiene una población aproximadamente de 7 millones de habitantes, en su mayoría indios y mestizos. La Sierra representa al Perú real, al Perú feudal, al Perú indio.”
El MIR identificó al APRA, Acción Popular y la Unión Nacional Odriísta como partidos de la burguesía y los latifundistas controladores de grandes masas, especialmente costeñas. Por su parte, La izquierda estaba representada “por el Partido Comunista hoy dividido en dos fracciones: el Frente de Liberación Nacional, dividido en tres fracciones; el Trotskismo, representado por tres pequeños grupos; el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)”
Tras destacar la reconquista de la tierra por medio de invasiones a las haciendas vecinas, las críticas a la posición “moscovita” se hicieron perceptibles: “Surge sin embargo, la contraposición de concepciones y de esquemas. Hay todavía quienes sostienen demagógicamente los esquemas tradicionales de la Revolución de Octubre, dirigida materialmente por el proletariado y teniendo como escenario las ciudades.”
Su aproximación al Pensamiento de Mao TseTung se manifestó al señalar que desde el surgimiento del MIR se sostuvo la necesidad de encarar el fenómeno partiendo de la lucha armada en el campo, con la estrategia y táctica guerrilleras; movilizando, organizando, concientizando e incorporando paulatinamente a la lucha a las grandes masas campesinas, estudiantiles, pequeño burguesas, de la clase obrera, para ir construyendo el Ejército Rebelde y capturar el poder dentro de un proceso militar estrechamente vinculado a lo que llamó “ guerra del pueblo, que avance de los Andes a la Costa, del campo a las ciudades, de las provincias a la capital”
El MIR creía que el proceso insurreccional adquiriría formas de una verdadera revolución agraria y que las acciones de las masas campesinas comenzarían con las invasiones de los latifundios usurpados a las comunidades y a los núcleos campesinos, bajo la dirección de las células y comités clandestinos del partido revolucionario y con el amparo de los grupos guerrilleros. Coincidiendo con la táctica china, los propios campesinos organizarían milicias de autodefensa y de acuerdo a su nivel ideológico y entusiasmo revolucionario, irían siendo incorporados a las guerrillas zonales o a las columnas del Ejército Rebelde.
Para De la Puente, las contradicciones sociales en el campo eran de tal antagonismo que no podrían ser resueltas con paliativos, parches o promesas, por lo que las guerrillas constituían dentro de la concepción de guerra del pueblo, catalizadores de la explosión social, gérmenes del Ejército Rebelde, factores de propaganda y organización, escuelas ideológicas y militares.
Durante la Sesión Plenaria del Comité Central del MIR, del 22 al 30 de marzo de 1964, De la Puente presentó el texto Nuestra Posición. Al igual que la casi totalidad de organizaciones de izquierda, el MIR no podía dejar de manifestarse frente a la llamada Coexistencia Pacífica, tema que avivó la polémica alrededor del Movimiento Comunista Internacional. Bajo el título de Los países socialistas quieren sinceramente la paz, el MIR aseguraba que el socialismo, siendo la negación y la superación del capitalismo, no podía impulsar una guerra ya que su economía planificada producía sólo de acuerdo con las necesidades del pueblo, no requiriendo conquistar mercados para la colocación de ningún exceso.
El MIR daba cuenta del deseo de los países socialistas de practicar la política de Coexistencia Pacífica, en la medida que para resolver las diferencias entre los dos sistemas no haya necesidad de recurrir a las armas. “Las poderosas fuerzas del socialismo son una garantía para la paz. En sus manos las armas atómicas sirven para disuadir a las potencias imperialistas de sus propósitos de hacer marchar atrás el curso de la Historia.”
Sin embargo fue enfático en sus discrepancias con la postura del comunismo soviético: “Pero coexistencia pacífica no puede existir entre las colonias o semicolonias y las metrópolis imperialistas, entre las clases explotadas y las clases explotadoras.” Para el MIR la Coexistencia Pacífica suponía absoluta soberanía e igualdad de trato y que sobre la base del avasallamiento de la dignidad de un pueblo o de la explotación de una clase no era posible ninguna coexistencia.
“La única manera de seguir haciendo avanzar la revolución es realizándola en cada una de nuestros propios países y en el caso por lo menos de los países coloniales y semicoliniales es un engaño equivalente a una traición crear paralelamente ilusiones en cuanto a las posibilidades de un paso pacifico al socialismo. En estos países la revolución tiene que ser violenta y no podrá ser de otra manera porque en ninguna parte las contradicciones son más antagónicas.”
El MIR recordaba que el campesinado en América latina era la clase más numerosa y explotada, por lo que, coincidiendo con Mariátegui, el problema de la tierra era clave e insoluble frente al cual se estrellaban todos los intentos de reformas. Por todo ello, resultaba necesaria la liquidación del latifundio con todas las relaciones de servidumbre que implicaba.
En el capítulo Campo: un camino natural de la guerra de guerrillas se encuentra una nueva aproximación a Mao Tse Tung: “Nosotros nos ubicamos dentro de otra perspectiva. Tomar el camino del campo implica escoger una ruta que conduce a la toma del Poder (…) El campo es el escenario natural de la guerra de guerrillas. Esta es la forma de violencia que ha liberado ya a muchos pueblos como el nuestro y es la forma que corresponde para liberar al Perú.”
Contrariamente a todo ello, Abimael Guzmán, en su libro Memorias desde Némesis, consideró que el MIR siguió criterios burgueses revolucionarios, expresados en sus vinculaciones políticas con el revisionismo y el trotskismo; asimismo, dijo que el guerrillero Guillermo Lobatón era trotskista y “antichino” y la composición social era mayoritariamente de pequeña burguesía urbana, intelectual y profesionales o estudiantes y en menor proporción trabajadores y campesinos; pese a ello, el MIR asumió nombres incas para su guerrilla, como Túpac Amaru y Pachacutec.
Sobre la línea militar mirista, Guzmán señala que el MIR siguió una línea militarista burguesa de posposición de la política y elevación de lo militar; línea que sobrevalorando las armas minimizaba la importancia de los hombres y su formación política (…) soslayaba el papel de las masas populares principalmente del campesinado en la guerra de guerrillas. Respecto a las repercusiones de la guerrilla mirista en el PCP, éstas sirvieron para atizar la lucha interna.
En el MIR se encuentra una relación entre su táctica y estrategia y la guerra popular de Mao. La violencia revolucionaria es concretada como guerra campesina dirigida por el partido para seguir el camino de cercar las ciudades desde el campo. La derrota de las guerrillas de 1965 no negó la guerra popular planteada por Mao ni el camino de Mariátegui. La prueba es que posteriormente, durante la V Conferencia Nacional, en noviembre de 1965, el PCP “Bandera Roja” rindió un reconocimiento a De la Puente Uceda y los guerrilleros caídos en acción, además de reconocer el aporte de las guerrillas en la agudización de las contradicciones:
“Parecía como que el MIR después de la Cuarta Conferencia Nacional del Partido Comunista, de enero de 1964, consideró la aparición de un rival capaz de arrebatarle la iniciativa en la lucha armada y con ese criterio ha procedido; sin embargo, no impide reconocer que la lucha guerrillera ha contribuido a una mayor polarización de fuerzas, a una agudización de las contradicciones (…) Consideramos nuestra obligación no permitir que el fuego de la lucha armada se extinga. Desde ya declaramos que pondremos nuestros esfuerzos para que siga encendido” (“Construcción y lucha en la historia del Partido”, tomo II. Pag. 83,84)
Finalmente nos queda decir que no se necesitó esgrimir los clichés de maoísta, pequinés o prochino para reconocer que el Pensamiento Mao Tse Tung influenció significativamente en las organizaciones políticas de izquierda y el MIR no fue una excepción; ¿por algo será que Mariátegui dijo enfáticamente que “La China está mucho más cerca de nosotros que Europa. La psicología de nuestro pueblo es de tinte más asiático que occidental”? o ¿será porque las masas explotadas en el Perú de inicios del siglo XX, al igual que en China, no eran de naturaleza proletaria; de ahí que sus teorías hacían del indígena el motor de la revolución peruana?