PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ- PATRIA ROJA. 87 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO. MENSAJE CENTRAL

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Estimados amigos, camaradas, hermanos en  los ideales que nos no dejó como mandato el padre del socialismo peruano, José Carlos Mariátegui: gracias por vuestra presencia en este acto de Aniversario, gracias por acompañarnos y compartir con nosotros el sentimiento de alegría, de fraternidad militante, pero también de preocupación por el futuro que nos aguarda a quienes nos ubicamos en el espacio de la izquierda y el socialismo.

Celebramos el 87 Aniversario del Partido en un escenario nacional complejo, preñado de contradicciones, en medio de la ofensiva global de quienes representan y defienden los intereses del gran capital y de las transnacionales, aquellos que se esmeran en conservar y profundizar el proyecto neoliberal que consagra la Constitución fujimorista de 1993.

La proximidad de las elecciones generales no hace sino acentuar este escenario, con la singularidad que ofrecen algunos candidatos, que cambian de máscara para atraer el voto de sectores descontentos con un modelo de economía, conuna forma de organización del Estado y una gobernanza indefendibles. Por un lado, el Sr. Kuczynski se declara de izquierda en materia educativa o salud; por el otro, la Sra. Keiko Fujimori pretende distanciarse de las atrocidades que representó el gobierno de su padre; a su vez, el Sr. García probablemente retorne al lema“cambio responsable” que acuñó demagógicamente en las elecciones de 2006.

Vivimos tiempos de crisis, confusión y desconfianza, que conllevan amenazas y graves riesgossi se permite que la derecha criolla permanezca en el gobierno del país y afiance su hegemonía. Ésta es una posibilidad real, pese a la desaceleración de la economía, a la descomposición moral que los compromete, a  la crisis del Estado y sus instituciones. Sin embargo, esta crisis puede ser también una oportunidad para sentar bases consistentes de una alternativa de cambio político, social y económico en la sociedad peruana. Que esta oportunidad se haga realidad dependerá no tantode las condiciones objetivas favorables presentes, sino del factor subjetivo, consciente, de las decisiones políticas que se asuman.Para ser más concretos: dependerá de la amplitud de miras, de la sabiduría, de la capacidad de desprendimiento y de respuesta unificada de quienes nos ubicamos en el campo de la izquierda, del progresismo y el movimiento popular.

No es insulso recordar la vieja máxima de SunTzu: “Conoce a tu enemigo, conócete a ti mismo, entonces podrás ganar cien batallas”. La derecha política y económica tiene una estrategia, más allá de las diversas candidaturas que la representen. Cuenta con todos los factores a su favor, de poder, de fuerza y mediáticos. Han sacado lecciones del pasado, del susto que les produjo la candidatura de Humala cuando aún mostraba un rostro nacionalista. Quien carece de estrategia es la izquierda. Sólo así se explica su fragmentación y rumbo errático, la estrechez sectaria que le impide determinar quién es su enemigo principal,  su pasividad frente a los pueblos en lucha, la dificultad de alcanzar la indispensable articulación nacional.

La ventaja, la única ventaja de la izquierda es lograr la unidad más amplia política, social, cultural, étnica, más allá de sus estructuras organizadas; la justeza de su programa en correspondencia con las tareas de hoy y con las expectativas del pueblo peruano; el claro cuestionamiento del proyecto neoliberal, del modelo primario exportador, autoritario, centralista, corrupto,  excluyente y concentrador de la riqueza; la relación estrecha con las masas populares y la capacidad para ponerlas en acción como protagonistas de la lucha por la democracia; su apertura a las exigencias de los nuevos tiempos, a la juventud, a  la mujer, a las mayorías populares, indispensable para recuperar su confianza. Estas son tareas y responsabilidades que nos comprometen a todos, nos incluimos como partido en primer lugar.

Hay que darnos cuenta de que arrastramos la carga de la frustración que representa el ollantismo, la doblez de su comportamiento, el cinismo de su conducta, su paso servil al campo enemigo. Hay que entender el descrédito de la política a que ha llevado el neoliberalismo, su identificación con la corrupción, con el espíritu de mafia, con el oportunismo y el ventajismo, que sintetiza bien esa expresión generalizada en el electorado de que “roba pero hace obra”. No podemos ser ciegos frente a la crisis de los partidos políticos, hoy convertidos en rótulos electorales, en agencias de candidaturas, en maquinarias demagógicas que en lugar de ideas ofrecen circo y butifarra. La democracia, la soberanía popular, el derecho de ciudadanía han terminado secuestrados por los poderes fácticos, por la mercantilización del voto, por el poder mediático que convierte la mentira en verdad.

El crecimiento económico, el barco insignia del neoliberalismo en la última década, la llamada “década dorada” que se nos presentó como el camino que nos llevaría al Primer Mundo, a la modernidad y al término de la pobreza en estas tierras, terminó tan bruscamente como llegó, arropado por factores externos y transitorios. Estamos ingresando a la década oscura de bajo o nulo crecimiento, de huida de la inversión extranjera a la que se apostó como única tabla de salvación, al derrumbe del mito de que “la ventaja comparativa” que significan nuestras materias primas puede llevarnos al desarrollo. Viejo mito desmentido repetidamente tras el auge del guano, del caucho y la pesca, ahora del oro y el cobre.

La izquierda, la auténtica, no lo es por su grita desaforada, ni por sus promesas descabelladas, ni por creer que oponiéndose a todo sacará al país del desfiladero. Lo será si sabe ser alternativa, demostración de un proyecto nuevo y superior al que venimos arrastrando desde los inicios de la república, si tiene la capacidad de expresar e integrar en esta batalla a la inmensa mayoría, capacidad de realización del ideal que se cree necesario y justo. Lo será si entiende que debe terminar la larga saga de caudillismos engendrados por el viejo régimen feudal y colonial, que hoy se reproduce en todas las escalas; si sabe vencer las tendencias anárquicas que facilitan la fragmentación, si advierte que la ideología neoliberal alimenta precisamente el individualismo, el exitismo de cualquier manera, el pragmatismo utilitario del “todo vale”.

La victoria se construye sobre la base de una visión estratégica, mirando el conjunto del escenario y cada uno de sus componentes, así como de aprovechar las potencialidades que tenemos y cubrir nuestros puntos débiles. Ya sabemos que cuando el éxito nos llega por azar o no nos encuentra preparados, el resultado muchas veces es negativo: en lugar de acumular, disgrega; en lugar de avanzar, recula; en lugar de fortalecer la confianza del pueblo, ladebilita o pierde.

Sumar es un aspecto fundamental encualquier estrategia seria, así como luchar con flexibilidad, de acuerdo a las condiciones concretas y respondiendo con habilidad al movimiento del adversario, virtud de la táctica. Esto es precisamente lo que nos está faltando hoy en día, ante la proximidad de un proceso electoral que la derecha cree que puede manejar a su gusto, con una izquierda colocada en los márgenes de la canchao, peor aún, enfrentada entre sí. La derecha necesita embolsarse el 30 por ciento del electorado que apostó por Ollanta Humala en la primer vuelta de las elecciones pasadas, espera debilitar o anular el descontento y la indignación que sienten millones de peruanos que se resisten a aceptar un modelo de economía y sociedad que la tritura, y nada mejor para ello que vender un discurso de “centro” o dar guiños a la izquierda, en la lógica de la novela El Gatopardo“cambiar algo para que nada cambie”.

Allí radica la maniobra políticade la derecha para desubicar al electorado despolitizado, que ya aplicó con éxito Alan García con su consigna“el cambio responsable”, también Ollanta Humala cuando declaraba que “la honestidad hace la diferencia”.

En este panorama, la izquierda sigue batallando contra molinos de viento, percibiendo enemigos en sus propias filas, creyendo que el tiempo de actuar aún no ha llegado oincluso algunossoñando que pueden ser elnuevo outsider bendecido por la fortuna electoral. Pareciera que es más fácil ganar la lotería que construir la victoria. Desde luego, no compartimosesta visión. Por eso nuestra apuesta fue siempre por construir una alternativa fundada en su solo frente, un solo programa, una candidatura presidencial unitaria sujeta a elecciones abiertas y, de ser posible, consensual.

Toda unidad, en este caso electoral, supone aceptar las diferencias, la diversidad dentro de un proyecto general común, supone también tener confianza mutua, haciendo concesiones que no afecten los principios, ser flexibles, pero sobre todo escuchar a esa inmensa mayoría que quiere cambios, pero que no está afiliada a ninguna agrupación política. La principal lecciónque nos dejó Izquierda Unida fue que priorizamos las diferencias en lugar de fortalecer los puntos de unidad, lo que la llevófinalmente a su destrucción y de cuya pérdida  aún no logramos reponernos. Hoy debemosempezar reconociendo aquello que nos une, fortaleciendo todo aquello que coincide con las aspiraciones del pueblo peruano,  superando las diferencias paso a paso, apuntando siempre al blanco principal contra el cual luchamos. A fin de cuentas, serán los hechos los que definan lo correcto o lo erróneo de las decisiones que se toman.

De acuerdo con la política general del Nuevo Curso, que orienta nuestra acción política en el presente, nos hemos esforzado por mantenernos firmes en la batalla por la “Gran unidad para el gran cambio”. Sin ella, son posibles algunas victorias parciales, pero imposible llegar al gobierno central y, en caso de llegar a él, sostenernos y llevar a cabo el programa que enarbolemos, teniendo al frente a un adversario nacional e internacional poderoso, que hará todo lo imposible para echarnos abajo.

Somos parte del conjunto de fuerzas que se agrupan en Únete, pero nunca creímos que fuera suficiente. Lo entendimos más bien como un punto de apoyo para ampliar la unidad más allá de las izquierdas, incluyendo a los sectores progresistas y a las fuerzas populares, en torno de una plataforma común. La síntesis programática que definió Únete el 18 de mayo pasado, que compartimos, y que podría convertirse en un aporte fundamental para la más amplia unidad en el reducido tiempo que nos queda, me libera de entrar en detalle en este tema. Sí es pertinente remarcar la enorme importancia que tiene promover el debate por una nueva Constitución, pues la que engendró la dictadura fujimorista es inaceptable y debe terminar.

Los esfuerzos por construir un espacio más amplio desde Únete, contando con la inscripción del Partido Humanista, ha concluido con el apartamiento voluntario de este último. Las demás organizaciones que le dieron sustento: Ciudadanos por el Cambio, Fuerza Social, Partido Comunista Peruano, y desde luego nuestra organización, permanecemos en el tenaz esfuerzo de construir un bloque al que se incorporen nuevos agrupamientos, personalidades y representantes sociales. Lo verdaderamente importante es contribuir a la construcción de un proyecto alternativo al neoliberalismo desde la izquierda y el movimiento popular, que no se consuma en los avatares de las luchas cotidianas o la próxima justa electoral.

Nuestra apuesta por el MAS sigue vigente. No es incompatible con la unidad más amplia, sino por el contrario, es un factor que debe contribuir a incorporar nuevos contingentes en la batalla por la unidad. Ayudemos a que el MAS se convierta en una organización política de masas, factible como lo viene demostrando la experiencia de Cajamarca, que reúne en sus congresos a centenares de delegados que representan a gran parte de los caseríos y distritos de esa región norteña. Un MAS  estrecho, con una militancia reducida a reuniones de salón, donde estén ausentes métodos democráticos de dirección, desmentiría las razones que le dieron existencia.

Las perspectivas económicas para los trabajadores se muestran oscuras. Los despidos de trabajadores en el sector agrícola de exportación, la reducción del ritmo en el sector construcción, son síntomas claros de lo que viene. A ello hay que sumar los dispositivos legales pro-patronales como aquella “Ley Pulpín” que la juventud derroto en una jornada memorable.La situación de la masa laboral juvenil no es mejor. Los sectores medios, la estrella anunciada como demostración del éxito de la economía, encuentran crecientes dificultades para obtener un puesto de trabajo debidamente remunerado. Gamarra, el ejemplo de éxito de los llamados emprendedores, empieza su etapa de decadencia, barrida por la producción barata que viene del exterior ante la ausencia de atención de los gobiernos neoliberales. En general, las organizaciones sindicales y populares también sufren las consecuencias de la ofensiva neoliberal con Humala a la cabeza. Suman decenas de muertos durante este gobierno, incluyendo los 4 recientes en Las Bambas, lo que confirma los intereses que este defiende. No debemos permitir que las organizaciones sindicales y populares continúen debilitándose, menos aún dividiéndose, como viene ocurriendo. Es inaceptable en un país que se reclama democrático que bandas de matones asesinen dirigentes sindicales, como es el caso de Construcción Civil, sin que sus responsables sean sancionados por el Estado. Así mismo, causa indignación que bandas de supuestos maestros financiados por el senderismo agredan a mansalva a dirigentes sindicales, como ha ocurrido recientemente en la región Puno, en un congreso organizado por el SUTEP. Se impone, pues, trabajar por su recuperación, repotenciación, articulación nacional, y para ello también es indispensable la unidad, la renovación de métodos que permitan la mayor democratización de las organizaciones sindicales o los frentes de defensa, el fortalecimiento de sus estructuras, la superación franca y firme de estilos burocráticos y sectarios de trabajo que distancian a la dirección de sus bases.

El trabajo con la juventud adquiere una atención especial. No compartimos las teorías que buscan enfrentar generaciones, negando a unas e idealizando a otras. Tampoco aceptamos los criterios que subestiman las capacidades de las nuevas generaciones para actuar con lucidez, sabiduría y responsabilidad. Los jóvenes que integran la JCdel P-PR son una clara demostración de ello, no sólo por su entrega a la lucha, por su entusiasmo e iniciativa, sino porque se preparan para ser los líderes que el Partido y el pueblo necesitan, porque se esmeran en capacitarse siguiendo la trayectoria mariateguiana y asumen sus responsabilidades con seriedad. Necesitamos una juventud creativa que trabaje en armonía con los cuadros mayores, que se tienen mutuo respeto y afecto porque se complementan en una tarea común. Una juventud que no reniega del pasado, pero sabe sacar lecciones de los aciertos y valores construidos,también reconocer los errores, sus circunstancias y buscar maneras de enfrentarlos y superarlos.

Dice el dicho popular “No hay mal que por bien no venga”. Debo anunciarles que el día de hoy, 07 de octubre, como resultado de conversaciones previas y trabajando con madurez, acabamos de suscribir un ACUERDO POLÍTICO ENTRE EL PARTIDO DEMOCRACIA DIRECTA, EL BLOQUE NACIONAL POPULAR Y ÚNETE POR OTRA DEMOCRCIA”, para “Construir una alternativa electoral y de gobierno”, con una plataforma claramente anti-neoliberal, democrática y patriótica, de lucha franca contra la corrupción y el narcotráfico, el crimen organizado, que coloca en el centro  de su acción el bienestar y los derechos de la población, así como la batalla por una Nueva Constitución. Proyecto que no se agota en las elecciones de abril próximo, sino que se propone perdurar para enfrentar futuras batallas políticas, sociales, culturales, y hacer realidad la gran unidad del pueblo peruano para el gran cambio que la patria demanda.

En esta tarea ninguna peruana, ningún peruano patriota, democrático, honesto, comprometido con la justicia social y la regeneración moral sobra. Sumar fuerzas, organizarlas, unirlas en un propósito común, llevar nuestras ideas y propuestas hasta el último rincón de la patria, es la tarea que nos convoca. Razón suficiente para llamar nuestra atención.

Queridos camaradas y amigos:

El mundo enfrenta cambios bruscos en todos los ámbitos. Se puede decir que se está avanzando a una nueva “guerra fría” de consecuencias extremadamente peligrosas para la humanidad, ya afectada severamente por el cambio climático.

Las consecuencias de la crisis financiera que se desatóen el 2008 y cuyo epicentro fue Estados Unidos, no ha concluido. Europano sale del estancamiento, varios estados están endeudados para salvar de la bancarrota su sistema financiero, siguiendo la receta de ajuste impuesta por la Troika y Alemania en particular.El “grupo de reflexión” presidido por Felipe Gonzáles llegó a la conclusión de que Europa “se encuentra en un punto crítico de su historia” y “vive la hora de la inseguridad”. La crisis griega ha mostrado las debilidades que atraviesa la Unión Europea. Ucrania, punta de lanza de la Alianza Atlántica para someter a Rusia, ha llevado a la confrontación con ésta, obligando a un nuevo realineamientos de fuerzas de la que no sale bien parada Europa. El caldero del Medio Oriente y el Norte de África, incendiados como consecuencia del hegemonismo y el intervencionismo norteamericano y europeo, se les escapa de la mano. Los acuerdos llegados con Irán no son el resultado de la fuerza, sino de las dificultades que enfrenta Estados Unidos. En Oriente, Japón no logra salir del estancamiento económico, mientras se acentúa la presencia militar norteamericana y el cerco económico contra China. El recientemente firmado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP), tramitado en secreto bajoliderazgo norteamericano con la participación sumisa del gobierno peruano, en palabras de Barack Obama, está dirigido a “no permitir que países como China escriban las reglas de la economía global”.Sin embargo, si se mira con atención, siguen visibles las orejas de la crisis económica, sin olvidar la crisis ambiental, las tensiones militares, las migraciones que no cesarán a futuro, el armamentismo, el reordenamiento de las fuerzas globales. El  futuro es incierto.

Al término del ciclo de expansión de las economías de los países llamados en desarrollo, la crisis se abre paso en la mayoría deellos. En América Latina, Bolivia tendrá un crecimiento de 4 por ciento este año, Brasil se encuentra por debajo de cero, y Perú rozará el 2 por ciento, dependiendo de la potencia que traiga El Niño. América Latina, en promedio, crecerá apenas 0.5 por ciento en este año.  El derrumbe de los precios de las materias primas explica parte del problema. En segundo lugar, la menor inversión externa. Un Estudio del Instituto Internacional de Finanzas indica que este año los mercados llamados emergentes recibirán 548,000 millones de dólares, casi la mitad de las inversiones  recibidas el año pasado. La década de las vacas gordas está dando paso a la década de las vacas flacas, de consecuencias imprevisibles.

La reciente reunión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con sede en Lima, no trae buenos augurios. Por lo menos para los pueblos. Lo que viene son más ajustes, más ventajas al capital, más sometimiento de países bajo regímenes neoliberales al poder de las transnacionales. Pero también mayor autoritarismo, más demagogia, más tensiones sociales.

La implacable ofensiva contra el gobierno de Venezuela tampoco cesará. Necesitan traerse abajo la revolución venezolana, echar al traste la integración latinoamericana y caribeña, recuperar su hegemonía en Brasil y Argentina. Y en América Latina en general, dando término al ciclo progresista que se vivió en las últimas dos décadas. Intentarán retornar a la etapa en la cual América Latina fue considerada patio trasero del imperio norteamericano. La historia no se caracteriza por tener una marcha lineal, sino con altibajos, con avances y retrocesos, pero cada nuevo período es distinto del otro. El mundo tampoco es estático. La correlación de fuerzas globales sufre cambios y sus efectos se sienten también en el Perú. Precisamente porque se puede prever tiempos convulsos y de dificultades tenemos mayor necesidad de encontrarnos preparados política, orgánica y moralmente para enfrentar esta realidad, y nada mejor para ello que sumar fuerzas, ser un solo puño en lugar de muchos dedos dispersos y débiles.

Queremos aprovechar esta oportunidad para expresar nuestro pleno respaldo a la revolución cubana y al pueblo cubano, bandera del socialismo en América Latina. Nuestra solidaridad con el gobierno del presidente Maduro y el pueblo venezolano. Nuestra solidaridad con el presidente Correa y el pueblo ecuatoriano. Nuestra solidaridad con el presidente Evo Morales y el hermano pueblo boliviano. Nuestra solidaridad con el presidente Sánchez Cerén y el pueblo salvadoreño. Nuestra solidaridad con el Presidente Ortega y el pueblo nicaragüense,  con todos los pueblos latinoamericanos y caribeños que aspiran a construir una región de países libres, democráticos, con desarrollo y prosperidad, que asumen la bandera de la integración y se oponen al intervencionismo y al hegemonismo del imperialismo norteamericano. Un saludo especial al pueblo de la República Popular Democrática de Corea y su gobierno, al pueblo  palestino, a los pueblos del mundo que luchan por la paz, la independencia, el desarrollo y la justicia social.Nuestra solidaridad con el gobierno y el pueblo chino.

Estimados camaradas y amigos:

El Partido Comunista del Perú–Patria Roja, como todo organismo vivo, necesita avanzar, hacerse cada vez más fuerte e influyente. Nada mejor para ello que recoger lo mejor de sus tradiciones revolucionarias, sus valores fundamentales, pero también hacer un examen severo para detectar sus deficiencias y errores, para encontrar nuevas respuestas a los nuevos problemas de la lucha de clases, para adecuarse a las condiciones de los tiempos. En el 86 aniversario declaramos seriamente: “Necesitamos cerrar un ciclo de nuestro trabajo, para abrir otro que nos permita hacer realidad el Partido Revolucionario de Masas que  nos hemos propuesto construir”.

A ese objetivo responde la Campaña por el Reordenamiento de Dirección en curso, que debe movilizar a todo el Partido, convertirse en una gran escuela de reflexión y de corrección de errores, de unidad y de cualificación de los cuadros y dirigentes.

Un partido que tiene el coraje de reconocer sus deficiencias y errores y muestra la determinación de superarlos, es un partido serio y responsable. Mantenemos en alto los fundamentos ideológicos y teóricos que constituyen el alma del Partido. Pero el marxismo leninismos que necesitamos debe desterrar todo criterio dogmático y fosilizado, debe entenderse como guía para la acción, ser asumido en el estilo que lo hizo José Carlos Mariátegui: como creación heroica en correspondencia con nuestra realidad, historia, cultura y singularidades. Necesitamos responder a los retos de estos tiempos, encontrar respuesta a los nuevos problemas, abrirnos más a las masas populares, desechando estilos burocráticos, sectarios, formalistas oespontaneístas, que aún ejercen una carga negativa. Necesitamos volver a nuestra tradición de “todo con las masas, nada sin ellas”. Necesitamos hacer política de cara a la gente y con la gente. Necesitamos desplegar una intensa lucha de ideas.  Necesitamos pasar del estilo oposicionista a la tarea enorme de ser alternativa y de prepararnos para gobernar. Necesitamos ampliar, multiplicar nuestra militancia entre los trabajadores, la juventud, la mujer, la intelectualidad, los campesinos, los pequeños empresarios, las comunidades étnicas. Necesitamos forjar cientos de cuadros y líderes en todos los campos de la actividad humana. Necesitamos ser un partido que exprese lo mejor del pueblo y lo mejor de la nación.

No queremos terminar este mensaje sin manifestar nuestra indignación y rechazo a toda forma de persecución política, y en especial condenar el arbitrario y prepotente encarcelamiento del camarada Gregorio Santos, reelegido presidente del gobierno regional de Cajamarca por el voto abrumador del pueblo cajamarquino. Exigimos su libertad y que se le juzgue en libertad. Hacemos un llamado a los hombres y mujeres que aman la democracia, la justicia, la libertad, la dignidad, a solidarse en esta lucha. ¡Goyo libertad! ¡Cajamarca dignidad!

Hombres y mujeres de izquierda: seamos capaces de demostrar que somos más grandes que los problemas que enfrentamos¡Que la victoria se construye! ¡Que el optimismo y la esperanza pueden vencer el desánimo y el derrotismo! ¡En esta batalla electoral y social todo nos une, nada nos separa!

VIVA LA UNIDAD DEL PUEBLO PERUANO

VIVA LA UNIDAD DE LAS IZQUIERDAS

VIVA EL SOCIALISMO

Lima, 07 de Octubre de 2015.

COMITÉ CENTRAL