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Por: Marco Sipan
Este mes se conmemora un aniversario más de la fundación del Partido de José Carlos Mariátegui, ya hace 87 años de aquel evento inaugural. Como cualquier acción humana la construcción de un partido ha tenido aciertos y desavenencias, no hemos sido ajenos a los conflictos, disputas, rompimientos, reconstrucciones y auges.
Patria Roja es la experiencia de una generación de jóvenes provenientes de Bandera Roja, una primera escisión del Partido Comunista, que reivindica su afiliación marxista leninista y mariateguista, que se asume como continuidad del proyecto histórico del Amauta: “La lucha política exige la creación de un partido de clase […] De acuerdo con las condiciones concretas actuales del Perú”. Fiel a ello, en 1972 con la sétima conferencia, cuando el movimiento popular avanzaba en la luchas por sus reivindicaciones, esta generación asume crear una nueva organización que intentará conducir un proceso de transformación radical que abra paso a una sociedad socialista y enterrara la sociedad oligárquica que hasta entonces existía.
En los inicios de los setenta, una de las primeras políticas de acción revolucionaria de la novísima dirección de Patria Roja fue trasladar a toda una generación de jóvenes, en su mayoría universitarios, a los centros mineros y productivos más importantes del país. Además de su incursión en el magisterio, la construcción del Sutep, un fuerte posicionamiento en las universidades, incluso los estudiantes secundarios asumían sus orientaciones. Patria Roja formaba parte de todo un movimiento comunista internacional que intentaba tocar el cielo con las manos, era el espíritu de una época, donde las ideas se hicieron armas, en el mundo las luchas de liberación contra los colonialismos estaban en auge, el mayo francés, las protestas juveniles en México, los movimientos de negros, feministas, antiguerra de Vietnam volvían a asustar a las Burguesías Mundiales, las revoluciones china y rusa no eran suficientes, el mundo estaba en disputa. La utopía se volvía praxis.
Ha pasado más de cuatro décadas, el país cambio, el mundo cambio y Patria Roja también. Derrotada la oligarquía por la Revolución de Velasco, la Burguesía, en especial la financiera, junto al capital internacional asumió las riendas del país. El muro de Berlín cayó, la correlación mundial favoreció al imperialismo norteamericano, la izquierda mundial sufrió una derrota. El senderismo fue el pretexto perfecto para acusar a Patria Roja de ser lo mismo, irrealidad comprobada con los mártires asesinados por la horda terrorista, por el contrario en todos los espacios, en especial en la Rondas Campesinas los hemos enfrentado y hemos coadyuvado a su derrota. Hoy proponemos una alternativa al neoliberalismo que establezca una nueva constitución, una reforma estructural del estado y se planifique el desarrollo a través de un proyecto nacional. Creemos que esto es factible a través de alcanzar el gobierno y darle un giro democratizador con soberanía y redistribución económica. Somos una de las instituciones más organizadas del país. Nos preparamos para en los próximos años dirigir el Perú y contamos con miles de hombres, mujeres y jóvenes honestos y capaces para conseguirlo, siempre con la gente de manera franca y directa, pues nuestra praxis se alimenta de la utopía de un mundo sin exclusión, democrático y con justicia social. Esa es nuestra fe, nuestra pasión, nuestra voluntad.