CUANDO LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS SE RETUERCE
Por: Manuel Guerra.
Hay quienes se rasgan las vestiduras y condenan al régimen de Venezuela por la sentencia a Leopoldo López, pasando por alto que ese personaje incitó al golpe de Estado contra un gobierno legítimo elegido por vía democrática y que es responsable del asesinato a mano armada de civiles ocasionados por sus partidarios.
Que la derecha cavernaria haga un escándalo mediático y pretenda trazar una línea divisoria entre demócratas y dictadores respecto a lo que se opine sobre este caso, es absolutamente lógico, como lo es su silencio y encubrimiento a las violaciones a la soberanía de los países y las violaciones a los derechos humanos por parte del imperio norteamericano y su órbita.
¿Acaso no está claro que detrás de esta política “principista” de la derecha y el imperialismo está el objetivo norteamericano de desestabilizar y derrotar a los gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina, y que para ello recurre a métodos nada democráticos? La pretendida defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos por parte del imperialismo y sus acólitos, siempre han sido usados como taparrabos con los que encubren su política expansionista, su intervencionismo militar y sus crímenes que asolan a regiones enteras del planeta.
Por eso llama la atención que gente que se reclama de izquierda caiga en esa trampa, se deje arrinconar y haga concesiones, sin tomar en cuenta el fondo del asunto y los intereses que están en juego detrás de esta postura hipócrita.
Por lo demás resulta una inconsecuencia descomunal que estos compañeros y compañeras no alcen su voz de protesta, y con el mismo ímpetu, frente a la ilegal detención de Gregorio Santos, a quién se lo mantiene en el penal de Piedras Gordas, en flagrante violación de sus derechos ciudadanos. Candil en la calle, oscurana en la casa, dice el dicho.
