La impune fraternidad. Apuntes sobre la estrategia aprista rumbo al 2016

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Por:  Luis Gárate

El reciente mitin de la Fraternidad, celebración central de la militancia aprista ha servido un año más para que líder-candidato Alan García trace la línea de la postura del partido de la estrella rumbo a las elecciones del 2016

“Recuperemos el tiempo perdido” fue el título de la celebración del día de la Fraternidad de este año. El discurso central de García estuvo plagado de cifras, como queriendo demostrar que su segundo gobierno fue una maravilla de “obras y crecimiento”, comparado con un gobierno actual “sin iniciativa y que habría solo cambiado de nombres a los programas apristas.”

Vendió la idea de que el PAP es un “partido de experiencia de gobierno y que puede garantizar una gestión eficiente”. Indudablemente que el aprismo cuenta con una amplia gama de profesionales con experiencia, varios de ellos como es cosa pública con prontuarios y vinculados a escandalosos casos de corrupción con el dinero público (Petroaudios, Narcoindultos, Cofopri, Banco de Materiales etc.)

Se solidarizó, siempre muy oportunista, con la juventud peruana que salió a luchar contra la Ley Pulpín, porque había sido agredida. Comparó al gobierno de Humala con el de Agustín Gamarra por esa agresión. A su vez se ufanó de haber dado leyes favorables a los jóvenes como las del regidor joven, de haber incorporado en su segunda gestión a nuevas personalidades que no son apristas. Asimismo llamó a abrir los padrones del aprismo, a que se realicen nuevas elecciones en los comités distritales y haya renovación de cuadros del partido.

Entre su batería de promesas electorales lanzó la idea de la titulación inmediata de suelos en zonas urbanas; titulación de tierras y facilitar el uso de agua para cultivos; shock de obras en favor del pueblo, shock de trabajo con inversión; obras por impuestos para municipios. Convocó a conformar un Frente social y nacional, como ya lo había hecho antes, señalando que trabajará sin tregua por la seguridad ciudadana, porque “sin seguridad no hay democracia”.

Estamos acostumbrados a la verborrea del líder aprista. Si bien sabemos de sus tremendos anticuchos y anticuerpos, no podemos olvidar que después de Keiko Fujimori, es el vocero de la oposición preferido por el grupo El Comercio y otros sectores de las clases dominantes, y que no se le puede subestimar en sus cualidades como candidato presidencial.

Ya conocemos además la estrategia aprista de la escopeta de dos cañones y la alanista de adecuar del discurso para la plaza. Ahora aparece de nuevo con tintes progresistas, cuando sabemos muy bien que cambió sin rubor de “El Cambio responsable” por la doctrina del “Perro del hortelano”, del “antiimperialismo” de la marsellesa aprista se alinea plenamente a la política exterior imperialista de EEUU, que habla de “justicia social” y “pan con libertad” pero alienta las privatizaciones y la flexibilización laboral, y que además de gobernar en corrupción institucionalizada e impunidad, lo hacen siempre con la criminalización de la protesta.

No olvidemos además que el partido de la estrella es magistral en el copamiento de espacios del Estado y la escena pública, desde donde trabaja como grupo de presión y buscando asegurar la impunidad de sus miembros. Por ello apuntan a los colegios profesionales como los gremios médicos o los de abogados, puestos claves en instituciones como el Poder Judicial, la Fiscalía, en el sindicalismo amarillo y mafioso de la CTP, en universidades públicas y privadas, entre otros espacios.

Es importante develar la estrategia de los representantes de las mafias, que sabemos hacen política en función de los intereses personales y de grupo para hacer del Estado un botín. Si desde la izquierda queremos ser opción viable de gobierno y poder, debemos tener claro esto y construir nuestro camino recogiendo la tradición mariateguista que fustigó al oportunismo aprista desde su origen, y trabajando siempre y de manera auténtica, de la mano del pueblo para recuperar liderazgo y capacidad de representación.