La crisis toca nuestras puertas y los paganos como siempre somos los trabajadores

Artículo de Opinión

Por: Roberto Acurio/Bernardo Dolmos

Crecimiento de 92.89% entre el 2002 y el 2012, superávit fiscales continuos que nos permitió el ahorro de más de 40,000 millones de nuevos soles del 2009 al 2012, superávit comercial, cuyo acumulado para el periodo 2002-2012 alcanzó al cifra de 56,085 millones de dólares, reservas internacionales al alza, que alcanzó un máximo de 68,254 millones de dólares a abril del 2013, bajas tasas de inflación que acumulados llegaron al 34.76% en el periodo 2002-2012, tipo de cambio a la baja, pasando de 3.55 nuevo soles por dólar el 2002 a 2.64 n/s por dólar el 2012[1]  y, los responsables de esta maravilla estadística, los gestores de política económica, el ministro de economía y el presidente del Banco Central de Reserva.

Este maravilloso mundo de las estadísticas, mantuvo como parte de la naturaleza del neoliberalismo, injustas distribuciones del PBI, mientras que el sector empresarial pasó de percibir el 58.7% el 2002 al 63.2% el 2012, el sector laboral pasó del 25% al 21.7% en los mismos años, fenómeno que no se expresó en  algún conflicto social, por la apreciación del tipo de cambio, que significo para el 99% de la población ganar capacidad adquisitiva, por la alta dependencia alimenticia y de productos manufacturados importados de nuestro consumo.

Ubicar a nuestro país como proveedor de materias primas y mercado de consumo de productos alimenticios (carnes, pollos y derivados), y manufacturados, en un contexto mundial del capitalismo en su versión neoliberal, significó imponer barreras a su despliegue productivo basado en la transformación industrial, contando con coyunturas favorables, expresados  en el inusitado despliegue de las fuerzas productivas, por la abundancia de recursos naturales, calidad en la mano de obra y tecnologías poco costosas; barreras expresadas por nuestras relaciones de producción, alentando la presencia de capitales extranjeros en la explotación de nuestros recursos, y capitales nativos condenados a la intermediación de mercancías, convirtiendo a las micro, pequeñas y medianas empresas  (MIPYME)  en factores de resolución de problemas laborales y de viabilidad económica, estos últimos, lograron alcanzar a 1´340,703 empresas formales, mientras que las informales alcanzaron a 1´873,318 empresas el 2012[2], en las que se contabilizan hasta las pequeñas unidades familiares agrarias, a quienes la CONFIEP, ha incorporado como afiliados.  Del 2007 al 2012, periodo de mayor expansión de la economía, el crecimiento de este segmento empresarial alcanzo el  73.9%, siendo la capital (Lima y el Callao) donde se concentró el mayor número de estas empresas nuevas, absorbiendo al  47.2% y logrando concentrar el 53.6% del PBI creada por estas empresas, repartiéndose el resto, entre todas las regiones del país con tasas inferiores al 10%, tanto en número, como en creación del PBI dentro de este sector.

Convertir a nuestra economía en proveedor de materias primas y mercado de consumo, no solo significó el fenómeno de surgimiento de las MIPYMES, sino que estas, surgieron incorporados a la naturaleza de consumo de nuestra economía, es así, que el sector servicios y comercio alcanzan al 84.68%, 9.8% de estas al sector manufactura, 2.95% al sector construcción, quedando el resto distribuidos entre la minería, agricultura y la pesca de los 1´340,703 MIPYMES formales del 2012.

Las MIPYME´s, no solo permitieron el aparente boom empresarial, a propósito del cual se incorporaron nuevos términos económicos, como los “emprendedores”, sino que permitió quitarle un peso de encima al modelo, al crear puestos de trabajo, al 2012 el 53% de la PEA se encontraba dentro de este sector y de los 10´701,185 trabajadores del sector privado, el 81.9% correspondía a este segmento empresarial. Las MIPYME´s, formales e informales habían logrado articularse a la economía permitiendo su viabilidad dentro de la demanda de empleo.

A las llamadas MIPYME´s, que lograron generar la aparente viabilidad económica y social al modelo, se sumó el Estado, cuestionado por su presencia en la economía, logro captar al  9.1% de la PEA al 2012[3], al que había que sumar, muchas de las MIPYME´s articuladas a este, mediante la venta de bienes y servicios a los diferentes espacios del sector público.

La desaceleración de la economía, nos volvió a la realidad, no eran los gestores de política económica los autores de tan maravillosa realidad, la caída del precio de los metales, cobre, oro y zinc, a raíz de la desaceleración de la economía China, respondiendo a la crisis de sus principales mercados de consumo,  las economías de Europa y Estados Unidos, redujo la demanda de estos metales y desaceleró nuestra economía, con tasas de crecimientos económicos mediocres de solo 1.8% anual al tercer trimestre del 2014, con una balanza comercial deficitaria que alcanza a -2,554 millones de dólares para el mismo año, a pesar que el mes  diciembre de este año, se obtuvo un resultado positivo de 114 millones de dólares; a esta realidad le acompaña el escaso flujo de dólares orientados a la inversión, las que a fines del tercer trimestre solo se tenían como saldo 3,974 millones de dólares versus los 14,881 millones de dólares que se registró a diciembre del 2013; la falta de equidad y justa participación de los beneficios de la actividad minera, sumada a los actos de corrupción originados desde el mismo Estado, lograron articular conflictos sociales, que sumados a la relativa recuperación de la económica norteamericana, la salida de capitales extranjeros y el cierre de empresas mineras, a lo  que había que agregar la fuga de 50,000 millones de dólares a junio del 2013 de la economía por el empresariado nativo, cambió el curso y la tendencia de la variación del tipo de cambio, experimentándose depreciaciones de la divisa, llevando su precio de los 2.55 nuevos soles por dólar a los 3.00 nuevo soles por dólar, promedio en la que se halla actualmente, a pesar de los esfuerzos del BCR, por detener el alza de la divisa norteamericana, que en menos de un año de crisis devaluatoria, logro reducir las reservas en más de 5,946 millones de dólares.

El susto es justificado, la andanada de paquetes se dieron de manera sucesiva, hasta alcanzar el número de cinco, ninguno de ellos mereció evaluación alguna por las pérdidas que pudiera haberle generado al Estado, como los 20,000 millones de nuevos soles de exoneraciones impositivas pasadas, para promover con esos dineros mayor inversión, o las rebajas tributarias y otras prebendas que no lograron su propósito, o, la reducción y la carta blanca a las concesiones mineras en el afán de capturar las posibles inversiones y lograr revertir la caída del PBI; si no hay demanda, ningún inversionista minero querrá invertir, al hacerse difícil la recuperación de sus capitales y las escasas posibilidades de lograr algún tipo de rentabilidad.

En este marco coyuntural, se dio la renuncia de Castilla, y se vendrá la renuncia del presidente del BCR, y como es parte de la historia, será la clase de los trabajadores formales e informales los que finalmente pagaremos por el costo de la crisis que se avecina, ya se dio el primer intento, con la ley juvenil, llamada ley pulpin, a la que de manera histórica hicieron retroceder en su aplicación los jóvenes, que finalmente serán los paganos de la crisis sistémica del neoliberalismo.

La derecha económica, consiente de esta crisis, busca a través de sus voceros responsabilizar al gobierno de Humala, buscando las causas en el “ruido político” o los “actos de corrupción”, mostrándonos alternativas en liderazgos de Alan García o Keyko Fujimori, como si en el periodo que le tocó gobernar al primero y ser parte del gobierno a la segunda, hubiesen estado exentos de estos fenómenos delictivos, buscando que los peruanos, no descubramos que el modelo solo se podía reproducir acentuando el carácter minero extractivo de la economía y apelando a la institucionalidad de la corrupción, para garantizar su reproducción.

La crisis es sistémica, la alternativa esta en ese germen empresarial llamadas MIPYMEs, donde el grueso número de los peruanos, logramos arrancarle a esta coyuntura de expansión económica algún beneficio, apelando a la creatividad; es hora de convertir en propuesta este curso de la economía, que nos permita insértanos al mercado internacional como productores de mercancías, solo así garantizaremos vialidad y sostenibilidad en el crecimiento de la economía, los Peruanos tenemos ese derecho. De esta forma habremos roto las contradicciones entre las relaciones sociales de producción y las fuerzas productivas, romper con determinadas formas impuestas por la derecha económica entre las MIPYME´s y la burguesía intermediaria que fracaso en sus intentos de imponer un modelo basada en el simple lucro, es abrir nuevas posibilidades de uso de las tecnologías presentes, que nos permitan generar puestos de trabajo sostenidos en el tiempo, y así revertir esa parte general de la historia económica del Perú, en épocas de expansión la mayor parte de la torta para los de arriba y lo mínimo para los trabajadores y ese germen empresarial agrupado en las MIPYME´s y, en épocas de recesión, la mayor carga para los trabajadores y el mayor sacrificio para este segmento empresarial, mientras que los de arriba, estarna observando estos acontecimientos para ver cuando vuelven.



[1] BCRP. Memorias 2010,2011,2012,2013.

[2] Se denominan empresas informales, las que operando en la actividad económica, no tributan, no cuentan con autorizaciones de las instituciones del estado, explotan mano de obra sin reconocer los derechos laborales, lo contrario las empresas formales, tributan, cuentas con licencias y autorizaciones, explotan mano de obra respetando los derechos laborales y en mucho de los casos, también explotan mano de obra de manera informal.

[3] Ministerio de la Producción-MIPYME 2012, estadísticas de la micro, pequeña y mediana empresa.