Por: Luis Oliva Antezana
Las derrotas tienen un solo padre, un solo culpable o culpables claramente definidos; mientras que las victorias en cambio tienen varios padres o son huérfanas por lo general; pero más allá de entrar en polémicas estériles sobre paternidades políticas, habría que ir reflexionando ¿qué depara al insipiente movimiento juvenil que se gestó en esta lucha contra la Ley 30288?, y sobre todo repensar sobre el papel de la juventud en el escenario político en general y obviamente de cara al 2016.
Hay un elemento que resalta por sí solo y es la UNIDAD; ciertamente no es una unidad de iguales o de congéneres o de similares, ni tampoco es una unidad con proyección política (todavía no lastimosamente); es una unidad de acción que ha permitido dar un vuelco en el escenario político de forma importante ya que ha golpeado en el plexo un elemento que es sagrado para los implementadores del actual modelo: el llamado “CONSENSO NEOLIBERAL”; logrando cohesionar a los disimiles sectores que se movilizaron masivamente en 5 oportunidades, con un final satisfactorio.
Dichas movilizaciones tuvieron contenidos y mensajes políticos importantes y directos como la 3ra marcha en dirección a la CONFIEP, que tenía un mensaje claro a los poderes de facto, a quienes gobiernan de verdad este país: la juventud sabe que son ellos quienes definen las políticas que se implantan en este país, vía sus lobbys en el congreso o con la votación directa de los congresistas a quienes financian sus campañas, tampoco olvidar que el todo poderoso Ministerio de Economía es en la práctica quién regenta nuestra patria y el mismo es designado cual virrey por el FMI o BM, y a través de él nos gobiernan sin mayores sobresaltos quienes pierden en los proceso electorales.
Sin duda este movimiento es muy rico y tiene muchas aristas para reflexionar, pero también tiene varias dificultades y falencias propias de experiencias nuevas, con liderazgos todavía precarios y escasa organización; creo que la principal debilidad es que es una unidad temporal, de acción inmediata pero a contra peso ha mostrado que esa unidad nos da un amplio margen de acción que de forma aislada es imposible de alcanzar y que además por ahí está el camino; también que las desavenencias de nuestros compas mayores no tiene por qué ser recargadas por los más jóvenes, sobre todo si se tiene una actitud unitaria, amplia, critica y autocritica de acciones propias y ajenas.
Horacio Zeballos Gámez fundador del SUTEP nos señala que: “La lucha es una escuela y la victoria hija mayor del sacrificio” y no deja de tener razón, 5 marchas en la que la juventud mostró no solo sacrificio sino espíritu de lucha, de trabajo y unidad. Ahora vemos que el esfuerzo desplegado ha rendido sus frutos, con una victoria popular y juvenil sin precedentes desde varias décadas atrás; pero tampoco hay que caer en el triunfalismo ya que se ha re-iniciado el camino, que aún es un trocha maltrecha y sin rumbo fijo, pero es un inicio importante. Dependerá de lo que realicemos colectivamente y de que no se instrumentalize el movimiento para fines propios y ajenos.
Como decía nuestro vate mayor: “hermanos aún tenemos mucho por hacer” y sin duda esta victoria fortalece a todos los sectores y le inyecta una dosis de experiencia que es necesario reflexionar con mayor detenimiento, desapasionadamente y con profundidad.
PD: Me siento contento y agradecido por la experiencia y por haber encontrado un grupo humano en Santa Anita – Contra La Ley Pulpín con el que podamos seguir realizando muchas cosas más, luchando por más derechos, generando conciencia ciudadana, mística de cambio y transformación, organizándonos en términos políticos y también forjando una amistad acerada en la lucha, en el debate y la represión policial.