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Por: Julio Yovera
Ayacucho impacta en todas las retinas y en todos los corazones. Es una de las regiones telúricas más cargadas de contrastes geográficos y sociales, y una de las tierras prolijas de la cultura peruana en sus más diversas manifestaciones: música, danza, escultura, poesía. Es el lugar cimero que sella la independencia de los pueblos cobrizos de América del Sur. Es también la región desgarrada por la tragedia, por la violencia estructural; y pese a todo, Ayacucho es la imagen de un pueblo orgulloso de su pasado, de su tradición. Ayacucho tiene fe y construye con optimismo su futuro.
Entre días, 3, 4 y 5 de Noviembre, vísperas del Día de la Canción Ayacuchana, en la sede del Centro Cultural de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, se llevó a cabo el Primer Congreso de Música Ayacuchana; lo que motivó a compositores, músicos e intérpretes de esta parte del país para que acudieran y abrieran uno de los debates peruanos y latinoamericanos más trascendentes del siglo XXI.
Congresos como éste son una oportunidad para que los especialistas, estudiosos, investigadores y cultores, expongan sus ideas, hipótesis, propuestas. En el caso de Ayacucho, se afirma de manera concluyente pero abierta que es un pueblo con una identidad bien constituida, producto de un proceso de enculturación e interculturalidad, que van desde el ámbito regional hasta la relación de salida y de llegada que tuvo con algunas culturas de América del Sur, que en términos espaciales tuvieron unidad como bien lo señalaron algunos conferencistas, destacando de manera particular la video conferencia de Julio Mendivil, quien desde Colonia, Alemania, formuló una de las tesis centrales del evento: que Ayacucho aporta y recibe de otras culturas y en ese proceso forja su identidad.
Casi todas las investigaciones dejaban preguntas que abren rutas para futuras investigaciones, ¿cómo desde la identidad huantina, huamanguina, ayacuchana, o como fuere, se puede contribuir a la forja y construcción de la unidad nacional?; ¿cómo desde la región y en el ámbito del arte, cuaja el sentido de nación?, y en ese proceso, ¿cómo Ayacucho ha aportado desde el ámbito de la música en particular, a la cultura nacional?
Las próximas investigaciones darán más luces. En realidad, el Congreso tiene el mérito de haber reunido a las diversas vertientes de los cultores del arte y comprometer a la sociedad y sus instituciones en las jornadas hacia la construcción o fortalecimiento de la identidad de esta cultura ancestral y sincrética que es el Perú. Por eso es que Mariátegui hablaba de la necesidad de peruanizar el Perú; Vallejo refería la necesidad de construir el Perú al pie del orbe; y Arguedas, de la necesidad de reconocernos como la sociedad de “todas las sangres”.
Entendible la existencia de voces discrepantes. Hay de manera legítima posiciones afines a la historia ancestral, que prefiere hablar de la cultura huamangina o de cultura huantina. Pero, además, hubo ponencias bien logradas sobre investigaciones específicas, por ejemplo, la evolución de la guitarra, el origen del charango y el estudio de los instrumentos musicales de la cultura Wari.
El Congreso fue un cónclave que no eligió a ninguna Junta Directiva, de ningún equipo formal y sí de un colectivo, que tendrá la responsabilidad de impulsar y organizar el próximo II Congreso; el que ha concluido fue posible gracias a los esfuerzos de Carlos Huamán (investigador y poeta, residente en México), Julio Humala (estudioso e intérprete de la guitarra andina), Walter Bustamante (promotor cultural). Junto a ellos destacó la participación de Margot Palomino y Leo Casas.
En las plenarias, de manera precisa destacó la participación de la docente investigadora , Chalena Vásquez (PUCP) y Sofía Buchuck (ayacuchana residente en Inglaterra), sin dejar de reconocer los aportes de los investigadores regionales.
Los maestros Guillermo Cornejo Alarcón, Ranulfo Fuentes Rojas, César Melgar Vásquez, Edwing Montoya, Ricardo Dolorier Urbano, Carlos Falconí Aramburú, Manuel Silva (Pichinkucha), Alberto Juscamalta, Raúl García Zárate eligieron su creación emblemática y hablaron de ella. Se apoderaron de la atención de todos los presentes. Fue en esta estación que nos permitimos entregar a Julio Humala, nosotros gente del desierto, una breve publicación que hicimos hace ya un buen tiempo y que fue distribuida con el título de Ricardo Dolorier habla de Flor de Retama, de Mario Florián, de Horacio Zeballos.
El Congreso homenajeó a los maestros Raúl García Zárate, Manuel Silva, Ricardo Dolorier, Alberto Juscamaita y Rómulo Melgar. Vino el acto de clausura, a cargo de Carlos Huamán, quien informó que quedaba constituida la Comisión Organizadora del II Congreso, la que buscará extender la presencia de los expertos y cultores de las regiones de Huancavelica, Cusco, Abancay.
Ya sabemos que Ayacucho cierra sus actividades con su música, sus bailes. Sencillamente fue conmovedor ver y oír a los maestros como Carlos Falconí.
Y escuchar la voz de Margot Palomino, mujer del escenario que cuando canta remueve las ondas del alma, es todo un privilegio.
Volveremos.
¡Gracias Ayacucho!