La izquierda a futuro

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Por: Jesús Martinez Laya*

Concluidas las elecciones, más allá de los resultados, la izquierda no ha tenido el protagonismo nacional que hubiera querido en estos procesos, excepto en algunos lugares como Moquegua y Cajamarca, principalmente, cuyo triunfo es aleccionador y recupera la moral y confianza en que un proyecto razonable, de unidad, puede construirse si nos apoyamos en la población y trabajamos en consecuencia con lo que decimos ser, en tanto Lima quedó a merced casi total de la derecha. Sabemos que no es el mejor momento para la izquierda en su conjunto, pero el tiempo en que se encuentra,-aunque suene paradójico-, es por demás favorable para su desarrollo a condición de que responda a este y no continúe anclada en el pasado.

Podría parecer trillado una vez más plantear “un balance” de la izquierda en todos estos años, pero en realidad ha habido tantos y tantas reflexiones y justificaciones sobre sus idas y venidas, sobre el por qué de su inmovilidad, de los desenlaces de sus proyectos unitarios, de sus crisis internas, etc., que el tiempo dedicado a ello no es el mismo a pensar en su futuro, lo más trascendental a mi juicio.

En los 70 la izquierda reflexionaba y producía trabajos sobre los hechos pasados y contemporáneos en cantidades considerables, décadas después esta actividad no tuvo la misma fluidez hasta llegar a la actualidad en que este ejercicio es mucho más reducido y menos significativo que el de antes. Sus reflexiones de hoy golpean al modelo neoliberal y condenan la perversidad de su implementación, concluyendo en un número de propuestas valiosas pero sin mayor contenido por ahora. En las últimas semanas sus preocupaciones han girado en torno a su crisis, una vez más a reparado sobre sus desaciertos y en sus desventajas en esta coyuntura electoral. La izquierda sigue pensando en el pasado, en su pasado y en su presente con sentido crítico, pero ¿estará pensando en su futuro?

Revisaba el trabajo de la Universidad del Pacífico  “Cuando despertemos en el 2062: visiones del Perú en 50 años”(2013), que trata del reto de imaginar qué país hallaría un peruano tras despertar de un largo sueño, cuando a partir de las tendencias históricas traza escenarios probables a presentarse. Me hacía reflexionar si acaso la izquierda no podría efectuar una acción parecida o algo más: no tan solo diagnosticar lo previsible que pueda ocurrir, que lo hace muy bien generalmente, sino pensar lo que quiere que ocurra. ¿Qué país se imagina la izquierda en 50 años, con ella como protagonista o como espectadora?

Que la izquierda se piense en el futuro obliga a que asimile su pasado y dé pasos para renovarse. Uno, pasa por determinar despojarse del gran peso que es la vieja cultura política que carga, pero, uno antes, es que tiene que convencerse de su rol.

*Licenciado en Historia de la UNMSM