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Por: Rolando Breña
No pasa un día en nuestro país en el que no se produzcan hechos de antología; que nos hace, probablemente, algo único en el orbe, no por nuestra extraordinaria riqueza histórico cultural, nuestra geografía y paisajes o por nuestros recursos naturales, sino también por las declaraciones, gestos o actos o la conducta de muchos de nuestros paisanos, que pueden producir desde sonrisas o carcajadas hasta rechazos e indignación.
Nuestro sorprendente Ministro del Interior siempre pone su cuota en todo lo inimaginable. Nos ha dicho que para combatir la inseguridad, reemplazará a los policías de las áreas de administración por personal civil, para que aquéllos patrullen las calles. Lo que no está mal, pero lo curioso y cruel es que añade que de esta manera, liberando de policías los lugares donde hay corrupción será “un civil el que se irá a la cárcel y no ensuciará el uniforme”. “¡Porca miseria! gritaran los italianos. No se trata por lo visto, de combatir la corrupción dentro de las Fuerzas Policiales, sino que sean los civiles los que los cometan para mantener impoluto el uniforme. Qué conchudo, diríamos nosotros un poco groseramente. Hipocresía moralizante, dirían los más finos y educados. Hue……adas dirían los achorados. Hablando un poco más seriamente ¿Dijo eso el Ministro en sus cabales o, quizá, un tanto trastornado al inhalar sin quererlo las emanaciones de tanta droga que incinera casi diariamente?.
Siguiendo con nuestro Ministro, cuando es acusado de falsear permanentemente cifras de sus presuntos logros, y particularmente lo referido al hallazgo de droga en Barranca, afirmó con tremendo tono de solemnidad y ruego: “Les voy a suplicar que lean mis labios, nunca he mentido. ¡No soy mentiroso!”.
Francamente, no sabemos qué sentido dar a estas palabras. Lo de súplica es un exceso de aparente humildad, y todo exceso, a veces, debe entenderse con conceptos contrarios. Se es humilde o se muestra humildad como acto de soberbia. Pero, lo curioso o cruel, no sabemos cual palabra cuadra mejor, es su afirmación: “Nunca he mentido”. Podrá haber mentido o no en las estadísticas del trabajo de su sector, pero alguien que promedia posiblemente los 60 años, diga no haber mentido nunca, es claramente una mentira. Es curioso, porque se trataría del casi único ser humano libre de ese pecado. Hasta los santos más santos habrán dicho por allí alguna mentirilla. Pregúntenle nomás al poseedor de las Llaves del Reino, San Pedro, Primer Vicario de Cristo y excelso habitante de las maravillas de los cielos del Señor. También es cruel, porque nos cree más o menos intonsos, casi sin “cacumen”, convencido que puede hacernos comulgar con cualquier rueda de molino o vendernos gato por liebre o por rata.
Pero el pedido más delirante es que nos ruega “leer sus labios”,. Posiblemente nos gustaría contemplar labios más sensuales o más atractivos que los suyos. Lo extraño es que nos pide leer sus labios sin ser mudo, al contrario, es muy locuaz, y a veces lenguaraz. No sabemos para qué leer los labios al mismo tiempo que el Ministro habla. Nos basta escuchar su voz y no ver sus labios. Salvo, y seria francamente raro, que una cosa se lea en sus labios y otra cosa expresen sus palabras. Es algo así como: yo hablo pero lean mis labios que dicen otra cosa. No le crean nada a mi voz, crean solo a mis labios.
Bueno, tratando de explicarnos este intríngulis, creo que nosotros mismos estamos ya confundidos y no sabemos si creer en lo que escribimos, al lapicero, a la mano, a la computadora o a la mente. Las cosas que logra nuestro Ministro, no solo con sus operativos policiales, también con sus operativos lingüísticos.
Nos sorprende el siempre ocurrente general R. Edwin Donayre, que encabeza la postulación del Partido Alianza para el Progreso (APP) al Gobierno Regional de Ayacucho. En declaraciones de campaña electoral, ha hecho revelaciones que merecen tomarse en cuenta con toda seriedad, pues pueden tener implicaciones en la vida política, y en este caso en procesos electorales con consecuencias, más tarde en el ejercicio de funciones del gobierno.
Declara que uno de los que financia su campaña es nada menos que un terrorista de Sendero Luminoso, hoy convertido en empresario. Menciono a un tal “Ivan”, que ahora “Es un gran empresario…me está apoyando en la campaña”. No es que sea malo que las gentes cambien de vida y reencaucen sus actividades y creencias. No se trata de perseguir a los que tuvieron actuación discutible o condenable en el pasado. ¿Qué dirían los medios, si algún candidato declarara ahora que financian su campaña “narcos arrepentidos”?.
Pero lo preocupante, a nuestro entender, es la parte donde dice:” a veces he tenido que conciliar con los subversivos que eran mis compañeros de colegio”. Que fueran colegas suyos en las aulas no tiene ninguna significación. Que afirme que “tuvo que conciliar” con ellos, si puede serlo. ¿Qué significa conciliar para el General?. ¿En qué conciliaron? ¿Cuándo conciliaron? ¿Qué gano el General o Sendero Luminoso? ¿Fueron actos personales o actos institucionales?. Bueno sería saberlo. Pues quien lo dice, tiene aspiraciones de gobernante regional, en una zona que fue cuna y lugar principal de confrontación armada y forma parte del VRAEM.