Por: Julio Yovera Bayona. A la manera de Otto René Castillo
Y un día cuando el mundo no lo gobierne
la bolsa de valores. Y el neoliberalismo y su padre,
el capitalismo, sean huellas del sida paleolítico;
en la sección reservada a los criminales,
estarán con sus ojos de hienas, los Hitler, los Franco, los Videla
y los Pinochet, y estarán también las sombras blancas de Kuklusklan,
tras los barrotes serenos de la historia.
Ahí estarán presos para siempre los sionistas babeando sus odios
y sus bombas.
Al frente de ellos, en el altar de la memoria,
los niños palestinos, nos preguntaran,
qué hicimos cuando sus huesos eran pulverizados
por los demonios que los asesinaron
en nombre de Dios y el orden.
Los que nada hicieron y
permanecieron silenciosos
y siguieron de frente sin oír el llanto
y sin mirar la carne viva de los pequeños despellejados,
serán sentenciados y condenados.
Y es que su indiferencia
los convirtió en cómplices de los perversos verdugos
de la especie humana.
Esa será la vergüenza más grande
para aquellos no supieron ser solidarios
cuando la vida era asesinada en la franja
de Gaza.