Por: Jaime Pulgar Vidal
En el transcurso de casi seis décadas (1911-1969), la selección peruana de fútbol fue convocando progresivamente a su plantel a individuos representantes de la mayoría de los grupos sociales del país, lo que finalmente facilitó la construcción y la difusión de una identidad nacional entre los innumerables aficionados al balompié.
En 1911, con una camiseta roja, sólo jugaban en la selección aquellos que tenían la piel color blanco, o mestizos que se percibían como blancos. Se comportaban como caballeros ingleses, creían en el juego colectivo y rechazaban jugadas de corte individualista, como aquellas que utilizaban los sectores populares en los juegos realizados en la pista.
Lo interesante de aquellas primeras selecciones que aparecen en la segunda década del siglo XX es que, aunque no representaban a todos los grupos sociales y étnicos del Perú, jugaban sus partidos contra ingleses residentes en Lima el 28 o 29 de julio, los días de la fiesta nacional peruana.
En aquella época el goleador fue el longevo Telmo Carbajo. El porteño, nacido en el puerto de El Callao, llegó a actuar en una selección de Lima y el Callao que se enfrentó a Uruguay en 1924. Aún usaba la camiseta roja.
En 1927 el fútbol peruano incorporó un nuevo color, tanto en la piel como en la camiseta: los estupendos jugadores afroperuanos aparecieron en el equipo nacional utilizando un nuevo uniforme. A la camiseta roja se le añadió el blanco. Era una camiseta listada, que se usó por primera vez en la Copa América organizada por nuestro país en 1927.
La delantera de aquella primera selección estuvo conformada por José María Lavalle, Alberto Montellanos, Segundo Aranda, Alejandro Villanueva y Rodolfo Muro. Sólo le ganamos a Bolivia y ya se empleaba la pared y la gambeta. Ese tipo de jugadas, al comienzo rechazadas por la élite por considerarlas individualistas, fueron asumidas como parte del estilo nacional de nuestro balompié y al afroperuano se le asignó una identidad que también se convirtió en parte de la identidad peruana: la picardía.
Para asistir al mundial de 1930 en Uruguay, los jugadores convocados más destacados fueron Alejandro Villanueva –afroperuano-, Mario de las Casas –blanco- y ahora también había un descendiente de japoneses: Julio Lores Colán, hijo del alcalde del pueblo de Huaral, al norte de Lima; y un descendiente de chinos, Jorge Koo Choy. Japoneses y chinos habían llegado al Perú en el siglo XIX a trabajar en las haciendas de la costa y, en algunos casos, en la extracción del guano.
Durante el mundial de 1930 la prensa peruana fue creando mitos que se añadieron a nuestra identidad nacional: cuenta la leyenda que José María Lavalle le bailó una marinera al uruguayo Gestido durante el partido Uruguay–Perú, que ganaron por 1-0 los que se luego serían campeones mundiales. La marinera, ahora un baile nacional, era por entonces propia de afroperuanos.
Al uniforme totalmente blanco de Perú, que se empeló para la Copa América de Lima en 1935, le añadieron una banda roja. Con esa camiseta Perú participó de los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, y siguió escribiendo mitos: El triunfo 7-3 ante Finlandia; ante Austria, por 4-2; la anulación de este partido por parte de la FIFA debido a incorrecciones de parte del equipo peruano, el supuesto enfrentamiento con Adolfo Hitler y, finalmente, el abandono de los Juegos por la delegación peruana.
Los sucesos de Berlín fueron convertidos por los aficionados en un triunfo moral, y por el gobierno en uno político. El entonces presidente de la República, el general Oscar Benavides, utilizó la retirada para hacer propaganda a favor de los partidos nacionalistas que contendían en las elecciones de 1936 con partidos políticos que representaban al fascismo, al socialismo y al aprismo, los llamados partidos internacionalistas.
Pero para que una identidad se haga indeleble y uno pueda sentirse orgulloso de ella hace falta algo: ganar un campeonato internacional. Con la camiseta blanca con la banda roja Perú ganó la Copa América de 1939 con jugadores blancos, negros, chinos y mestizos. Entre estos últimos destacaba un magnífico goleador: Teodoro “Lolo” Fernández.
En 1959 Perú conformó otra selección nacional brillante con afroperuanos, blancos y mestizos, con jugadores aparecidos de las calles de Lima, de Chincha –pueblo al sur de Lima y cuna de afroperuanos- y de Loreto –departamento de la selva-. El equipo nacional le empató a dos al campeón mundial de 1958, Brasil. Destacaban en la selección peruana Oscar Gómez Sánchez, Miguel Loayza, Juan Joya, Alberto Terry y Juan Seminario, Pichichi en la Liga de España en la temporada 1961-1962.
Sin embargo, para que la identidad estuviera completa, debía aparecer el último gran ingrediente, aquel que le iba a dar a Perú su segunda Copa América muchos años después. Aun usando la camiseta blanca con su franja roja cruzada Perú ganó su segunda Copa en 1975. En la final, jugada ante Colombia, convirtió el gol un cholo, es decir un poblador de origen andino llegado a Lima y que ha modificado su comportamiento para adaptarse al entorno urbano aunque manteniendo algunas de las características y señas de identidad de su mundo de origen. En aquella selección de 1975 el “Cholo” fue Hugo Sotil y la otra estrella, el afroperuano Teófilo Cubillas. La identidad asignada al cholo fue la de la reciedumbre.
Entre 1970 y 1982 Perú participó en los mundiales de México, Argentina y España. En esos años destacaron afroperuanos, como el ya mencionado Cubillas, Pedro “Perico” León y luego Julio César Uribe; mestizos muy pícaros, como Roberto Challe; descendientes de migrantes, como el “Cholo” Sotil o el afroperuano Héctor Chumpitaz. En cierto modo, cada uno de ellos representaba, respectivamente, el juego callejero de gambetas y paredes; la picardía, la técnica y la habilidad, elementos que el peruano siente como propios y que han acabado saltando del campo de fútbol para convertirse en parte indeleble de la nacionalidad.
Imagen de cabecera: La selección peruana en 1970. Aparecen en la imagen, entre otros: Eloy Campos, Roberto Challe, Hector Chumpitaz, Teofilo Cubillas, José del Castillo, Alberto Gallardo, Pedro Pablo Leon, Luis Rubiños y Hugo Sotil
Fuente: http://historia.fundacionmapfre.org/historia/es/blog/dossier-fm/la-seleccion-peruana-de-futbol.jsp